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Memorias del Crimen

Transexenales Durante muchos años se consideró que los gobiernos debían estar conformados por personajes cercanos al partido gobernante, en el caso de que no fuesen militantes activos del mismo. Fue así que el PRI gobernó al país durante largas décadas y las secretarías del gabinete estaban integradas en su totalidad por personajes pertenecientes al Revolucionario Institucional. Ernesto Zedillo Ponce de León fue el primer presidente de la República en llamar a formar parte de su gabinete a un militante de otro partido (Acción Nacional) en quien depositó la titularidad de la Procuraduría General de la República. Fernando Antonio Lozano Gracia fue el primer militante de oposición que formó parte del gabinete legal de un Ejecutivo federal de otro partido. Su gestión no fue peor que las de otros que le antecedieron o sucedieron en el cargo. Es cierto que antes de él ocupó la misma posición y la Secretaría de Gobernación, Jorge Carpizo McGregor, quien no militaba en el PRI, pero tampoco en otro partido. Después de eso vino la alternancia y con ello, los priistas se fueron, casi en su totalidad a su casa, aunque el primer Presidente de la República ajeno al PRI, Vicente Fox Quesada eligió como su secretario de Hacienda a un priista: Francisco Gil Díaz. Durante el gobierno foxista otros no militantes del PAN se incorporaron al gobierno federal, aunque no en cargo del gabinete y algunos hasta cambiaron años después su militancia. Ese fue el caso de Benjamín González Roaro, quien había sido subsecretario de Educación Pública y diputado federal como priista e inició como director del ISSSTE bajo los mismos colores, para después mutar hacia el PAN y convertirse en director de Lotería Nacional y diputado federal. Con esos antecedentes no sorprende el que José Antonio Meade Kuribreña sea secretario de Relaciones Exteriores en un gobierno priista, el de Enrique Peña Nieto, después de ejercer como secretario de Energía y secretario de Hacienda, en una administración panista como fue la de Felipe Calderón Hinojosa. Igual sucedió con Eduardo Tomás Medina Mora Icaza, recién designado ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Medida Mora desarrolló una amplia carrera en los gobiernos panistas, siempre del lado de la seguridad y la procuración de justicia, en los cargos de director del CISEN, secretario de Seguridad Pública, procurador general de la República y fue habilitado al final del gobierno de Felipe Calderón como integrante del cuerpo diplomático. De esa manera, primero fungió en Londres como embajador ante el Reino Unido y después al arribo del gobierno priista como representante diplomático en Washington. Sin embargo, ninguna de las decisiones anteriores habían causado tanta polémica como fue la de sembrar en la terna de aspirantes a la Corte al ahora exembajador. Ni siquiera las anteriores posiciones del propio Medina Mora o de los otros personajes fueron polemizadas como esta, la que finalmente redundó en la selección del ahora ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Con su incorporación al máximo tribunal de justicia del país, queda cerrada la fórmula de los 11 ministros que debe tener permanentemente la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Medina Mora ocupa la silla dejada acéfala por el Ministro Sergio Valls, fallecido hace varias semanas. Pero a finales de año, vendrán otras dos selecciones de nuevos ministros, ya que dos más pasan a retiro (uno de ellas mujer) y se verá si la cuestión de la polémica es por buscar mejores mecanismos de integración de la terna o simplemente por tratarse de Eduardo Medina Mora. [email protected] [email protected]

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