LA CORTES DE LOS MILAGROS

De candidatos emergentes y burlas electorales Finalmente la candidata a diputada federal de la coalición PRI-PVEM por el distrito 11 de Puebla no será la abogada Violeta Lagunes Viveros, ni la panista Ana Teresa Aranda Orozco, sino una joven militante del PRI muy cercana a Mario Marín García, Graciela Grace Palomares Ramírez, quien se desempeña como secretaria estatal de la Red de Jóvenes por México. Grace Palomares es el brazo derecho del líder juvenil priista Lorenzo Rivera Nava, fue gente cercana a Luis Tiffaine Álvarez, quien hace unos días rompió con el PRI para ser candidato de Nueva Alianza, y pareja de Jesús Parra Tay, dirigente del Comité Municipal del PVEM en la capital del estado. Además es amiga del particular del exgobernador Mario Marín Torres, Ramón Fernández Solana, y del particular del secretario general del CDE del PRI, Víctor Gabriel Chedraui, Manuel García. *** Sumamente contrariada salió de la Secretaría de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico, a donde fue a recibir un curso sobre blindaje electoral, la directora del Servicio Estatal de Empleo, Janet Miguelina Vargas Jarquín, porque muchas de las prácticas que ahí se definieron como delitos electorales son asunto cotidiano en su oficina, de la que por cierto han salido varios apoyos para la candidata del PAN a diputada federal por el distrito de Izúcar de Matamoros, Jorgina Habana Medellín. La funcionaria, también conocida como la directora del Servicio Familiar de Empleo, por su propensión a contratar a parientes como a su hermano José Miguel, a su cuñado y al primo de su cuñada, se jacta de haber sobrevivido a los diferentes cambios que se han dado en la Secotrade desde que Pablo Rodríguez Regordosa, que fue quien la invitó y la apadrina políticamente hablando, salió de la dependencia para ir en busca de una diputación al Congreso del estado. *** Este martes la Unidad del Servicio Electoral Profesional (USEP) giró una circular para un curso que sólo crispó los ánimos entre los empleados del Instituto Electoral del Estado (IEE), ya que en él se abordará un tema por de más polémico: cómo llevar a cabo la desincorporación del personal del organismo. Y es que este mes el 30 o 40 por ciento de la plantilla de trabajadores del IEE será despedida por una supuesta austeridad presupuestal, que ha sido muy cuestionada al seno del instituto, pues los recortes no obedecen a criterios de eficacia y eficiencia, sino a filias y fobias de los consejeros y altos directivos del instituto, que mantienen a sus incondicionales asistentes y echan a la calle a empleados con vasta experiencia y conocimiento en la materia. El curso está previsto para el 18 de los corrientes en las instalaciones del IEE. Noemy Itzetl Tapia Trujillo, titular de la USEP, es por cierto esposa del vocal del Registro Federal de Electores en Puebla, Carlos Montero Catalán. *** Ahora que en el Instituto Electoral del Estado (IEE) tratan de hacer economías, el Consejo General debería tomar cartas en el asunto sobre la permanencia del consejero José Gustavo Garmendia Domínguez, quien es también presidente de la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada del estado. Tal situación porque el Código Electoral en su artículo 88 y la propia Constitución del estado en su artículo 2 dice textualmente: “Durante el tiempo de su nombramiento los Consejeros Electorales y el Consejero Presidente del Consejo General no deberán, en ningún caso, aceptar o desempeñar cargo, empleo o comisión de la Federación, del Estado, de los Municipios o de los partidos políticos”. Y eso sin mencionar el escándalo en que se encuentra envuelto por presionar al rector de la Udlap, Luis Ernesto Derbez y a otros cuatro directivos de la institución, con su renuncia, y al que acompaña a su hijo José Gustavo Garmendia tras su remoción como secretario de Desarrollo Urbano y Ecología de San Andrés Cholula por el otorgamiento de algunos permisos de uso de suelo y licencias de construcción. Su salida del IEE sí que ayudaría a las finanzas del organismo, considerando no sólo su sueldo como consejero sino el de su asistente. Ambos rondan los 100 mil pesos mensuales. Si el Consejo General ha trabajado sin contratiempos con ocho consejeros, tras la renuncia de Víctor Cánovas Moreno, bien podría hacerlo con siete o con seis, si además de José Gustavo Garmendia renunciara Alejandra Guadalupe Esquitín Lastiri, quien únicamente se aparece una o dos veces al mes en sus oficinas del instituto. ¡Esos sí que serían ahorros! ¿O no? [email protected]/[email protected]  @periodistasoy

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