“HORIZONTES”

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Redacción


Enero 13, 2016
Por: Tere Mora Guillén El pasado viernes 8 de enero, el presidente de México, Enrique Peña Nieto a través de su cuenta en Twitter, informó sobre la recaptura del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”. Inmediatamente portales de noticias de diversos diarios del orbe, agencias informativas la radio y televisoras, daban a conocer los acontecimientos, destinando espacios extras a la cobertura de los hechos que se generaban desde nuestro país. Se mencionaba que Guzmán Loera era el capo más buscado por Estados Unidos y por México; hablaban de su detención por vez primera en 1993; de las detenciones subsecuentes, su reclusión en penales de alta seguridad y sus espectaculares escapes. Cierto es que “El Chapo” había tenido la capacidad de burlar a las autoridades, de realizar sobornos y salirse con la suya. Sin embargo todo parece indicar que en esta ocasión no ha sido así. Por principio de cuentas el pasado viernes ofreció empresas, casas y negocios a los elementos de la Policía Federal adscritos a la División de Caminos que lo capturaron en el kilómetro 3.5 de la carretera Los Mochis-Navojoa. El capo dio su palabra a los uniformados de que si lo dejaban ir junto con su lugarteniente, Orso Iván Gastélum, “se olvidarían de trabajar para toda su vida”. A pesar de la oferta tentadora, el Chapo hoy día está preso de nueva cuenta en el penal de El Altiplano, en el Estado de México, resultado de un profundo trabajo de inteligencia, investigación y coordinación entre instituciones de seguridad. Ya la Procuraduría General de la República cumplimentó dos órdenes de detención provisional con fines de extradición contra Joaquín El Chapo Guzmán, capo que fue notificado de que Estados Unidos lo requiere para juzgarlo por delitos equiparables a delincuencia organizada y homicidio, el proceso podría llevar más de un año. Lo cierto es que el Estado Mexicano una vez más ha mostrado que es fuerte, y nuestras fuerzas armadas han llevado a miles de delincuentes a prisión. Es verdad que aún falta mucho por hacer para devolver a los mexicanos la tranquilidad de sus calles, de sus autopistas, pero debemos confiar en que las autoridades realizan su trabajo para propiciar el crecimiento, desarrollo y la paz en nuestro país. Aunado a lo anterior, un nuevo y alentador aire será la visita que el próximo mes de febrero el papa Francisco realizará a tierras mexicanas. Ya el nuncio apostólico Christophe Pierre ha mencionado que el sumo pontífice no viene a solucionar los problemas de violencia, pobreza, corrupción y narcotráfico, tampoco a interferir “ni como un juez”; ya que su visita será pastoral. Y es su mensaje de fe y la bendición que nos trae su visita, la que seguramente dará al pueblo de México la esperanza y fortaleza para enfrentar la crisis moral y económica que vivimos desde hace tiempo. [email protected]
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