Delegaciones, premio de consolación

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Redacción


Marzo 17, 2016
Rodolfo Ruiz R.

Si el gobierno del estado no ha dudado en echar mano de las dependencias y organismos públicos para usarlos como plataforma de aspiraciones políticas o para dar cobijo a sus operadores electorales, en el gobierno federal menos.

Sólo hay que revisar los últimos nombramientos de delegados federales para darse cuenta que a estas posiciones gubernamentales no está llegando gente especializada, con experiencia o un alto perfil profesional, sino distinguidos militantes o medianamente distinguidos del PRI.

La lógica de estas designaciones poco o nada tiene que ver con la eficiencia, la especialización o el servicio civil de carrera. Son nombramientos que obedecen a un esquema de pago de facturas políticas o a un mecanismo de compensación.

No fuiste elegido candidato pero ya te abrimos un espacio en tal delegación o acomodamos a tu gente en aquella otra. Tuviste que dejar la presidencia del CDE del PRI, para que Blanca Alcalá Ruiz pudiera tener el control del partido, pero ya te reubicamos en la Delegación de la Secretaría de Gobernación federal.

La intención del PRI de usar las delegaciones del gobierno federal para apaciguar a los aspirantes que no fueron favorecidos con la nominación, evitar que éstos se pasen al bando contrario o se conviertan en críticos sistemáticos de la abanderada priista a la minigubernatura de Puebla, podría resultar más dañina que benéfica para su causa.

Si las delegaciones se iban a usar como recompensa, Blanca Alcalá debió pugnar porque estas se entregarán después de los comicios del 5 de junio, y no antes.

Es decir, como premio a los priistas que habiendo sido sus rivales en la contienda interna se mantuvieron leales al PRI, la apoyaron a ganar la gubernatura en ciertas regiones o distritos o se sumaron a su campaña sin dobleces ni simulaciones.

¿O qué garantía tiene Blanca Alcalá de que Enrique Doger no le jugará las contras desde la Delegación del IMSS, o que Javier López Zavala la apoyará con su estructura sólo porque Santiago Bárcena Álvarez fue designado delegado de la Secretaría de Relaciones Exteriores, o que Ana Isabel Allende Cano que no simpatizaba con sus aspiraciones ahora lo hará sólo porque fue nombrada delegada de la Segob?

Si así lo está valorando el CEN del PRI, la Secretaría de Gobernación federal o la propia candidata Blanca Alcalá, creo que se están viendo muy ingenuos, que no conocen la naturaleza de los priistas poblanos, ni los alcances y habilidades de cooptación del gobernador Rafael Moreno Valle y algunos de sus operadores políticos.

Y si no, al tiempo.

@periodistasoy

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