Una trampa para el titular de la Fepade
Vaya formas las que tiene el grupo político que gobierna a Puebla. Si hacemos caso a quienes no dudan de que Rafael Moreno Valle aspira a ser presidente de la República en las elecciones de 2018, se trata de un grupo compacto y dispuesto a todo para conseguir sus objetivos a corto, mediano y largo plazo…, dispuesto, incluso, a entrampar.
La imagen que deben tener tatuada en el corazón y en el cerebro es una: el candidato presidencial corre de forma descomunal y cruza la meta levantando las manos en señal de victoria. Celebra, celebran, que el triunfo es indiscutible y él se ve sereno, como nunca en los seis años de su gobierno en el estado de Puebla.
Pierre Bourdieu dice en alguna parte que para los políticos el problema nunca ha sido la trampa sino el escándalo…, y el actual gobernador del estado tiene un escándalo en su propia casa: el 3 de abril de 2016, el periódico Reforma publicó una nota en su primera plana. “Cuelgan al erario... mochilas ¡panistas!”. Su primer párrafo decía: “Para promoverse con cargo al erario, algunos gobernadores panistas se pintan solos... y de color azul. A días de rendir sus informes y mucho después de iniciado el ciclo escolar, regalan a estudiantes de educación básica mochilas del mismo color que identifica al PAN con el fin de posicionarse ante sus gobernados”.
La nota hablaba de los gobernadores Rafael Moreno Valle, de Puebla; Miguel Márquez Márquez, de Guanajuato, y Francisco Vega, de Baja California. Moreno Valle tomó nota, guardó silencio y fraguó un plan que echó a andar ayer jueves 7 de marzo cuando Santiago Nieto Castillo, titular de la Fiscalía Especializadas para la Atención de Delitos Electorales (Fepade), estuvo en Puebla para participar como orador principal y único en el Foro de Legalidad organizado en el Complejo Cultural Universitario de la BUAP.
El plan, en realidad fue una trampa para Nieto Castillo o ¿hay alguien más calificado que él para decir que no es ilegal el reparto de mochilas con el mismo color que identifica al PAN?
La trampa, la seductora tentación de construir algo que parezca una acción fortuita, espontánea, no planeada: el artífice fue nada menos que Luis Banck Serrato, el actual presidente municipal de la capital del estado. A él le tocó preguntar al fiscal si es un delito entregar mochilas como parte de un programa de gobierno en época electoral.
El fiscal tuvo la respuesta que esperaban ellos, todos ellos; palabras más, palabras menos, aseguró que no es delito si no se promociona la imagen de algún funcionario. No es delito, agregó, porque no puede haber gobierno sin gobernante.
Hasta ahí, el plan había salido perfecto: tenía el gobierno del estado lo que quería, en su propia tierra, enfrente de decenas de periodistas, estudiantes, académicos, y cientos de trabajadores del estado. Con aval, además, de varias universidades privadas que patrocinaron el foro.
Sonrisas, aplausos, muchos aplausos que no iban dirigidos a Nieto Castillo, sino a las acciones que una y otra vez han señalado priistas como Manlio Fabio Beltrones y Jorge Estefan Chidiac, a quienes se les cae, pues, la denuncia que preparan precisamente sobre las mochilas y los tinacos azules.
Y vino la pregunta incómoda: alza la mano y pide el micrófono el presidente municipal de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa Torres, quien dijo que si bien no es un delito, sí se podría considerar un acto inmoral, pues no se trata de políticas públicas que cuenten con reglas de operación claras, sino de ocurrencias que surgen, casualmente, en época electoral. Nieto Castillo aclaró que los programas sociales no tienen un fin electoral si cuentan con reglas bien establecidas y no desvirtúan las políticas públicas de una administración.
Todo hubiera quedado sin sospecha, como si se tratara de una normal sesión de preguntas y respuestas, pero vino el maestro de ceremonias que sin decir agua quitó del micrófono a un funcionario de primer nivel como Nieto Castillo. Su pobre argumento, no creíble, fue: “aquí termina la sesión de preguntas, para respetar la agenda de cada uno de ustedes”. ¡Vaya!
La trampa, ese modo de proceder, esa técnica del engaño, habría funcionado si los nervios propios de quien hace algo inapropiado no se hubieran apoderado de quien urdió el plan y si éste no los hubiera transmitido al joven presentador que sólo obedeció órdenes.
* Coordinador editorial de El Popular, diario imparcial de Puebla.