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De tucanes a inútiles “mirreyes” Ruby Soriano   Cobijados y enmascarados con esa apología política de la defensa a ultranza por la ecología y el medio ambiente, el Partido Verde Ecologista de México replica las “taras” de su máximo dirigente, conocido emblemáticamente como “El niño verde”. Más como hobby que por convicción, las filas del partido verde han sido engrosadas por un gran Club de Toby, cuyos tentáculos siempre conducen a la familia González Torres. Alineados con la desgastada frase de ser un semillero de jóvenes, en el verde se ha dado cabida a esos especímenes nacionales conocidos como “mirreyes”, estereotipos y muy bien definidos por el columnista Ricardo Raphael, quien los describe como jóvenes inútiles que hayan –en este caso en la política– la fórmula perfecta para subsistir sin trabajar y sólo sirviendo de rémoras a partidos como el Revolucionario Institucional, al cual le ofrecen un “nado sincronizado” en temporada electoral, a cambio de alguna que otra candidatura y canonjías para sus dirigentes. En Puebla, el verde ha replicado la radiografía nacional. Un partido que recibe financiamiento público y que invierte en mantener el membrete sin dar resultados reales y concisos. Con una estructura endeble, el PVEM en Puebla ha sido el gran simulador. Dirigido por el joven empresario Juan Pablo Kuri, a quien hay que reconocerle sus talentos en los negocios pero sus fracasos en lo político, el partido del tucán sólo ha dado un reporte improductivo a esa “rentabilidad” política que con tanto ahínco vendió al PRI poblano. En la búsqueda y logros de “los cobijazos” nacionales, Kuri Carballo desinfló el intento de golpeteo que la diputada Geraldine González buscó asestar a su dirigente, al cuestionar la escasez “de dinerito” para operar en la región de Tehuacán. ¡Y cómo no! Si esta vez, la verde diputada no tuvo recursos del programa de empleo temporal, a duras penas andaba con “los pasteles verdes”, y no el grupo, sino los raquíticos panqueques que regalaba en las colonias. La mini novela Kuri-Geraldine terminó rápido, cobijando al joven empresario y desdeñando a González Cervantes, a quien ya le dicen en el verde que “ahuecando el ala” porque hasta ahí llegó en ese partido. Es más, las buenas conciencias le dicen que mejor brinque la cama y se pase al PRI, donde está su corazoncito. Las cifras logradas por este partido político en la pasada contienda electoral, son la mejor prueba de una gran puesta en escena, donde la pareja formada por Juan Pablo Kuri y Jesús Parra, las caras visibles del tucán en Puebla, sólo han dado muestra de desaciertos y poca experiencia a la hora de cumplir con su cuota de votos para el Revolucionario Institucional. Alcanzados por el desprestigio nacional que enfrenta su líder moral (el niño verde), las acusaciones de corrupción de quien fuera su dirigente nacional Arturo Escobar y el escándalo del pago de tuits a personajes de la farándula a cambio de hacer proselitismo verde en veda electoral, golpearon la imagen del partido apadrinado por el doctor Simi. Acostumbrados a ser “los mirreyes” de un grupúsculo político, la cúpula de este partido se ha convertido en el cuarto de servicio del tricolor, donde echan mano de espacios y candidaturas para “los segundos frentes” de uno que otro dinosaurio priista que busca llevar su cama a la contienda política. Qué tanto nos sirve mantener a estos partidos que al igual que otros más, son sólo el reflejo de tener un membrete y repartir candidaturas con dinero público a cambio de prebendas que siempre van en beneficio de sus negocios personales. El caso del PVEM es tal vez, la imagen del mal augurio para un PRI quebrantado que dejó de recibir rentabilidad en su coalición con el partido de los González Torres. Cómo estarán de verdes y caóticos en Puebla, que algunas voces del PVEM han empezado a pedir el regreso de Juan Carlos Natale, y que ya para pedirlo, es porque deben andar en la pura desesperación, al señalar que la pareja Kuri-Parra ha resultado un soberano fracaso ante la raquítica militancia y próxima desbandada que se prevé tener en ese partido. Total, el cinismo verde es fácil de asimilar según sus militancias. Se quitan el antifaz verde y se ponen el tricolor. @rubysoriano mediatikosconsulting@gmail.com

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