Pablo Rangel Sarrelangue

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Alejandro Oscar Santizo Méndez, representó para el ahora gobernador electo de Puebla, José Antonio Gali Fayad, un dolor de "tobillos" y su permanencia actual se encuentra supeditada a los consabidos "moches". Durante el tiempo que Gali lo tuvo como secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, los atropellos cometidos por los y las muchachitas de Santizo Méndez dieron cuenta en el pasado proceso electoral.

El actual desinterés del presidente municipal Luis Banck Serrato por el respeto a los derechos humanos es manifiesto y pareciera que prácticamente el alcalde vive en otro mundo: es decir, en aquel donde no hay robos, asaltos, ni complicidades policiacas con la delincuencia que transita a sus anchas por las calles de la capital.

El 27 de junio actual en uno de esos retenes que el secretario de Seguridad Pública Municipal denomina Operativos de Protección Ciudadana, ubicado en la 25 Oriente y 18 Sur, la agente Alma Estefani Aguilar Cruz, con número de placa 7782 perteneciente al sector 2 de Valsequillo, bajo las órdenes del comandante Rafael Cuevas López, detuvo a la propietaria de un vehículo marca Chevrolet, tipo Sonic, de modelo reciente, bajo el argumento de sospecha de robo de la unidad.

La mujer que se trasladaba con su menor hijo a un hospital de la ciudad por encontrarse en un estado de salud delicado, fue descendida de su vehículo y su hijo extraído por la fuerza; tras una revisión a la unidad para verificar el supuesto robo, la agente Alma Estefani Aguilar López se apodero del vehículo, la tarjeta de circulación del mismo y objetos personales de la conductora a quien le elaboró el acta de infracción 25543, en cuyo apartado del motivo consigno: "Conducir sin Licencia, articulo 285", posteriormente la propia agente se subió al vehículo, lo movilizo hacia una grúa de la compañía "grúasUnión", que ya se encontraba presta a enganchar la unidad que sin más fue trasladada al encierro de Rancho Colorado, donde dos días después y tras solventar su estado de salud, la propietaria pagó 950 pesos por concepto de grúa, 46 como uso de espacio municipal y 438 pesos de multa.

El problema no concluyó con el pago de multas, lo grave resultó que la agente vial Alma Estefani Aguilar López se quedó con la tarjeta de circulación del vehículo y documentos personales de la afectada. Ahora bien, con motivo de lo que he citado, la persona agraviada por el robo presentó la queja Administrativa número 102/2016, en el Departamento de Conducta Individual de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal. Ha tenido además que procurarse de asistencia legal para integrar su carpeta de investigación respectiva de acuerdo con el nuevo modelo del Sistema de Justicia Penal Acusatorio.

Lo verdaderamente grave es que el motivo de la infracción a esta ciudadana no ameritaba el encierro de su unidad, de acuerdo con el artículo 352 fracción II, inciso c) del Reglamento de Tránsito Municipal. La hasta ahora agraviada se ha presentado y según refiere a este columnista, lo seguirá haciendo, en las oficinas del presidente municipal, solicitando su intervención, sin embargo, el munícipe se ve impedido para atender a una ciudadana debido a sus múltiples ocupaciones políticas, dentro de las que destaca la búsqueda de más certificaciones para su Ayuntamiento.

Claro, debe quedar a la ciudanía que los retenes instaurados por doquier en la capital del estado lo menos que representan ser es Operativos de Seguridad Ciudadana, que se trata de puestos de atraco con dos finalidades: una captadora de recursos para el municipio y otra captadora de recursos para agentes viales quienes en el anonimato expresan al autor de estas líneas que los moches para los altos mandos les provocan incurrir en actos ilegales como el que ahora le expongo, amable lector, y las quejas administrativas en vialidad municipal son además de pérdida de tiempo, una burla para los ciudadanos que envuelve, por sobre todo, la impunidad. Desde luego que la representación de los derechos humanos en Puebla es y seguirá siendo, simplemente una carga económica, puesto que la actividad de dicha dependencia es desconocida para los poblanos debido a que desde sus escritorios esa alta burocracia jamás ejerce funciones oficiosas ya que es en las calles de la ciudad y en los supuestos retenes de vialidad donde deben encontrarse los empleados de la CNDHE.

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