La Carta Democrática Interamericana: una oportunidad para Venezuela

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La defensa de la Democracia es la razón de ser la Organización de los Estados Americanos (OEA). En 2001, los 35 miembros de la OEA firmaron la Carta Democrática Interamericana, en la que sellaron el compromiso de salvaguardar los principios de la Democracia. Dicha carta, en palabras del actual Secretario General Luis Almagro, es la "Constitución de las Américas".

El artículo 19 del mencionado instrumento señala que una alteración grave o ruptura del orden democrático y/o constitucional en un Estado miembro constituye un obstáculo insuperable para la participación de su gobierno en las sesiones de la OEA. En adición, el artículo 20 estipula que cualquier miembro, ya sea un Estado o bien el Secretario General, puede convocar al Consejo Permanente en caso de presentarse la situación descrita en el artículo anterior. Pareciera ser el camino garante para la democracia. No obstante…no contribuyó de manera efectiva tras el golpe de Estado en Honduras en 2009; ni en el proceso de impeachment contra Dilma Rousseff en Brasil (que se puede considerar como una especie de "golpe de Estado suave", discreto y "legitimado"). La eficacia de la Carta Democrática de la OEA ha sido puesta en tela de juicio en muchas ocasiones. Empero, la crisis política, económica y social que se vive en Venezuela le brinda una "oportunidad" de reivindicarse.

Al día de hoy, Venezuela vive la peor crisis de su historia: una inflación de 700 por ciento, un grave desabasto de alimentos y bienes de primera necesidad, una falta de insumos para la producción, y una persecución política a cualquier opositor del oficialismo. Desde 2014, gran parte de la sociedad Venezuela ha emitido constantes "llamados de SOS" a la comunidad internacional. En 2015, en Panamá, 26 ex presidentes entre los que destacan Felipe Calderón de México y Andrés Pastrana de Colombia, presentaron en el marco de la Cumbre de las Américas "La Declaración de Panamá", en la cual denunciaron la ausencia de un Estado de Derecho en Venezuela y solicitaron a la OEA una enérgica participación para la solución de la crisis. En aquel entonces, la declaración se vio opacada por la histórica presencia de Cuba en la cumbre.

Fue hasta el pasado 23 de junio de 2016, cuando el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos se reunió en la sede de la organización en Washington DC, para discutir y votar la posible activación de la Carta Democrática Interamericana. El discurso de apertura de Almagro fue directo y contundente: "La OEA tiene que saber hoy si su Carta Democrática es un instrumento fuerte […] o si es para los archivos de la organización; […] Venezuela podría y debería ser uno de los países más prósperos e influyentes en la región. Pero más bien es un Estado plagado de corrupción, pobreza y violencia; […] Si estamos comprometidos con la protección de los principios y la práctica de la democracia en el continente, debemos también estar dispuestos a actuar; […] Como decía Desmond Tutu: si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor".

A pesar de que las distintas delegaciones expresaron sus posturas, incluyendo la de Venezuela, a través de su embajadora Delcy Rodríguez, quien dijo que Almagro mentía en las estadísticas; en la reunión no se votó en torno a la activación de la carta. Sin embargo, el Secretario de Asuntos Jurídicos aseguró que el mecanismo fue activado desde el momento en que el Secretario General convocó al Consejo Permanente y presentó su discurso. Empero, es oportuno que se someta a votación para contar con la legitimidad de los estados miembro.

En caso de activarse y, en consecuencia, contar con la facultad de intervenir directamente mediante mecanismos diplomáticos, por supuesto, la OEA tendrá una oportunidad de medir la pertinencia y continuación de su existencia, tantas veces cuestionada, tantas veces limitada. En 68 años de historia, la polémica la ha caracterizado (tras la expulsión de Cuba y por su postura ante la guerra de Malvinas, por ejemplo). Con Venezuela, podrá evaluarse no sólo el compromiso con la democracia latinoamericana, los derechos humanos y el Estado de Derecho, estandartes que ha defendido desde su creación; sino también su capacidad para lograr la integración y acción conjunta de sus distintos miembros.

La crisis venezolana no puede continuar. La escasez de alimentos y medicinas ya rebasa el 80%, la persecución política continúa y la deuda externa se multiplica cada día. Si no es la OEA, ¿quién?

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* Internacionalista del Tecnológico de Monterrey

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