Economía en caída
Uno tras otro. Los datos de la economía que se han dado a conocer en los últimos días ya muestran una desaceleración.
Uno tras otro. Los datos de la economía que se han dado a conocer en los últimos días ya muestran una desaceleración que hará que los analistas vuelvan a ajustar a la baja sus pronósticos de crecimiento económico para el año. No se sorprenda si los nuevos pronósticos promedio en esta semana ya se sitúan alrededor de 2 por ciento, con un importante grupo de economistas que ven a una economía que crecerá en un rango de 1.5 por ciento a 1.8 por ciento, arrastrada por el comportamiento de un segundo trimestre mucho peor que lo esperado. El mal dato sobre la producción industrial a mayo, que ayer dio a conocer Inegi, regó de pesimismo un escenario económico que ya había comenzado a desdibujarse desde que el Banco de México subió la tasa de referencia en 50 puntos base, a 4.25 por ciento. La producción industrial creció en mayo, raquíticamente, 0.3 por ciento en relación a abril, muy por debajo de las expectativas de los analistas que esperaban un repunte cercano a un punto porcentual, después de las caídas de febrero, marzo y abril. El asunto es que el sector manufacturero sigue mostrando un comportamiento débil influido, en buena medida, por una producción de vehículos que se viene desacelerando desde mediados del año pasado. Y el futuro inmediato no parece ser mejor. El indicador IMEF Manufacturero de junio cayó 3.9 puntos, a 47.5, una caída de una magnitud que no se había visto en México desde la crisis de 2008. Mientras que el indicador complementario del sector industrial, el IMEF No Manufacturero, registró en junio la mayor caída de su historia (-3.0 puntos). Más allá de la sola desaceleración económica, es la velocidad de ésta lo que llama la atención como para plantear un escenario de estancamiento a la vista. Pero no es sólo la producción industrial. El jueves pasado se publicaron los datos de la inversión fija bruta con nuevas caídas para abril y con un muy mal augurio para el segundo trimestre del año. En abril cayó 1.6 por ciento respecto al mes anterior, con un desplome en la construcción no residencial de 5.3 por ciento que llamó fuertemente la atención y que se conjugó con una clara tendencia a la baja en la compra de maquinaria y equipo. Pero la misma tendencia negativa se produjo en el consumo privado durante el cuarto mes del año, después de que el consumo interno se había constituido en pilar del escueto crecimiento económico y en la esperanza de una mejoría económica durante el segundo trimestre. A pesar de que los datos de las ventas de las tiendas de autoservicios y departamentales se mantienen en terreno positivo, éstas también muestran una marcada desaceleración en los últimos meses que no se puede obviar. Las exportaciones, el otro motor del crecimiento en el pasado –y particularmente las de equipo de transporte que fueron la bujía del crecimiento del sector exportador– también vienen marcando una clara y preocupante tendencia descendente, que genera un déficit comercial que ya es motivo de atención entre los analistas. En suma, los principales indicadores económicos han encendido las luces amarillas de una economía que camina hacia el estancamiento, alentado por una política monetaria más restrictiva y una política de contracción del gasto público que –muy probablemente– tendrá que profundizarse en los próximos meses, en el afán de no perder la confianza de los inversionistas en la creciente deuda pública mexicana nominada en pesos y en dólares. Así, el consumo y la inversión se verán necesariamente afectados profundizando las tendencias negativas del crecimiento económico. Evidentemente que estas tendencias no están escritas en piedra y podrían dar un leve giro positivo si, por ejemplo, la economía estadounidense recupera un dinamismo aún no confirmado. Sin embargo, con los datos duros sobre la mesa no hay duda que la economía mexicana está en un canal de caída y rumbo a un estancamiento que podría materializarse en el segundo semestre del año, con los nocivos efectos que ello tendría sobre la generación de empleos y el ingreso real. En este escenario, el ingrediente de una economía en caída podría acentuar, aún más, el deteriorado clima político que ya se percibe y acelerar decisiones al interior del gobierno de Enrique Peña Nieto. @SamuelGarciaCOM |
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