Desastre en Occidente

Para los historiadores, la Edad Media concluyó en 1453 con la toma de Constantinopla por los turcos.

 

Para los historiadores, la Edad Media concluyó en 1453 con la toma de Constantinopla por los turcos. La vieja sede del Imperio Romano de Oriente pasaba de manos a un nuevo poder en el extremo este de la Cuenca del Mediterráneo. Las cruzadas habían fracasado y con ello la posibilidad de que la cultura cristiana se extendiera en el Cercano Oriente. El Islam se consolidaba, paulatinamente iba tomando posiciones que ya no soltaría.

 

El mundo musulmán imponía un muro de fundamentalismo religioso y los nuevos imperios coloniales, España, Inglaterra y Portugal, optaban por la expansión en otros territorios como el Extremo Oriente y el Continente Americano. En éste último, España y Portugal compartieron con los aborígenes lengua, fe y costumbres. Los ingleses eliminaban a las tribus indígenas y creaban una fortaleza nacional expandida territorialmente también a costa de viejas posesiones españolas. África fue espacio favorito para el reparto, el pillaje y la extracción de esclavos que daba sustento a sus economías.

 

El colonialismo sostuvo a la llamada civilización occidental, entendida no sólo como la Europa culta y dominante, sino también a los vastos dominios donde predominaba el cristianismo en todas sus variantes. Sin embargo las formas dinásticas de dominio y las obvias disputas por el poder comercial, financiero y económico, daban lugar a los nacionalismos y a brutales conflictos bélicos y Europa se desgarraba periódicamente en guerras hasta culminar en 1945, desastre mundial que llevó a la Guerra Fría, al armamentismo nuclear amenazante y a una nueva forma de guerra ideológica, capitalismo contra comunismo. modalidad de destrucción interna en occidente que culminó en 1989 luego de la Glasnost y la Perestroika.

 

Los procesos de integración en la Europa de Postguerra, llevaron a una aparente feliz conclusión con la Unión Europea a la que se adhería un reticente Reino Unido, parecía que el viejo Sacro Imperio Romano recobraba forma. Pero las libertades públicas, los derechos humanos, la gran tolerancia, un nuevo mestizaje, las migraciones de las viejas colonias con su acendrado fanatismo religioso fueron ocasionando lo que Samuel Huntington plasmó en El choque de civilizaciones y reconfiguración del orden mundial. Era una nueva visión de la lucha por espacios que se permitía por el nuevo esquema de apertura casi total y la globalización.

 

Sin que pueda aún considerarse como totalmente válida, la hipótesis parece correcta. Europa ha sido penetrada por el Islam y está siendo víctima del terrorismo que algunas facciones radicales están imponiendo. A Occidente puede entrar cualquier credo y se pueden dar cismas o apostasías. En el mundo musulmán eso es impensable e intolerable: el enemigo es sencillamente quien no comparte sus creencias y debe ser eliminado de este mundo. Inglaterra, Francia, España, Bélgica son los países donde se ha exacerbado el odio; un odio que puede conducir a su vez a nuevas formas de chauvinismo y confrontaciones raciales y religiosas. Mein Kampf debe ser releído.

 

La Unión Europea y el Espacio Schengen parecían dar una muestra de civilidad. Pero el Brexit en Reino Unido, los execrables atentados, el reciente Golpe de Estado (real o simulado) en Turquía, están dando a las potencias argumentos para reconfigurar el orden mundial. Estados Unidos de América, China, Rusia y hasta Corea del Norte están atentos y su protagonismo puede dar lugar a un escenario inesperado. Eso nada lo detiene.

 

Pero si en otras latitudes sucede eso, en este México también vivimos en el desastre político: la CNTE (una suerte de Estado Islámico local) ha cercado al gobierno y se vive una lucha brutal que puede seccionar al país. Nada detiene la barbarie y el caos avanza. No hay gobernabilidad y los personajes del poder están en proceso de putrefacción y hundimiento: la autocomplacencia, generada por la corrupción, es el motivo real de su actuación.

 

 

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