Diseño de ciudades sostenibles

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Uno de los problemas que se presentan con mayor frecuencia en las ciudades metropolitanas, y que es urgente comenzar a resolver, es el relacionado al uso de suelo urbano, pues la falta de regulaciones precisas o la carencia de normas conforme crece un centro habitacional, son factores que disminuyen el potencial de desarrollo de estos lugares.

Suele suceder que en ciudades que mantienen su crecimiento poblacional, principalmente en países en vías de desarrollo, la infraestructura urbana se muestra insuficiente, ya que la expansión de inmuebles se da de manera horizontal, lo que ocasiona el efecto de conurbación que, en muchas ocasiones, plantea controversias entre los municipios por su delimitación.

Además, cuando los automóviles son el sistema dominante para el traslado de personas en ciertos sectores de cada ciudad, los inconvenientes de un intenso y tumultuoso tráfico, el riesgo exponencial a accidentes, la elevada contaminación y los nada saludables tiempos de traslado, aunados a la erosión del suelo y el daño al medio ambiente, provocan que el nivel de vida de los pobladores descienda marcadamente.

Este crecimiento desordenado, que ha visto un desplazamiento de la gente desde el centro de sus ciudades hacia los límites, por diferentes motivos, presiona a las autoridades de cada lugar debido a la carencia, en muchos casos, de la infraestructura mínima para soportar a cada vez más grandes centros poblacionales.

Cuando una ciudad tiene el territorio suficiente para poder planificar y diseñar su ordenado crecimiento genera grandes ventajas competitivas para convertirse en un polo de crecimiento económico, social e industrial que permita ofrecer condiciones de seguridad, comodidad, conectividad, movilidad y convivencia que le sumen activos para atraer los ingresos de todo tipo que se requieren para sobresalir como ciudad sostenible.

En la práctica, cuando una ciudad se diseña para crecer a largo plazo dentro de un corredor industrial y de infraestructura apropiada, sus posibilidades de transformación en un motor de innovación y desarrollo son muchas, por lo que el marco legislativo es básico para lograrlo.

De esta manera, la llamada aglomeración, que se traduce en la compactación de la población, los servicios, las actividades y las distancias dentro de un centro urbano, es una de las posibles soluciones a las necesidades de las metrópolis en vías de desarrollo.

La expansión ordenada de las ciudades ofrece a sus habitantes el potencial de generar más riqueza, elevar su calidad de vida y, sobre todo, tener la capacidad de recibir a más gente sin ocasionar problemas de sobrepoblación, hacinamiento o inseguridad.

Es precisamente en este punto que se debe reconsiderar el uso de suelo de muchas partes en cada metrópoli, pues solo de esta forma se reforzará la interacción social por medio de bajos costos en los espacios, menos distancias para el traslado, mínimo impacto ecológico y, finalmente, la modernización de la infraestructura urbana.

 

*Diputado Local de la LIX Legislatura

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