Un monstruo sonoro en The Neon Demon

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Diana Gómez


Septiembre 11, 2016

Aunque la religión y todas las zonas que conforman el ocultismo nos manifestaron que un demonio es esa figura sobre natural malévola, los griegos y otras culturas explican que el término está recargado de una parte espiritual, en la que tienen cabida personas con un conocimiento muy elevado y con un gusto exquisito por ciertas artes.

Después de ver y escuchar The Neon Demon, la última película del danés, Nicolas Winding Refn, ese significado se fortalece. La película supervisa el terror de una sociedad plástica, específicamente en la industria del modelaje en Los Ángeles, en donde inspecciona el hambre sucia por resaltar.

¿Quién podría darle el soundtrack correcto a algo tan estético como terrorífico? Cliff Martínez, quien en toda la película se encargó de armar un score que se parece a una montaña rusa inquietante. Que gusta tanto como perturba y que nos hace creer que un demonio escucha trance y que se revuelve entre sangre y consolas.

El filme es de los más esperados en este año, tuvo un mal recibiendo en Cannes y una crítica segmentada que abordaba lo pretencioso del director, como su exactitud para relatar historias llenas de caos. Sin embargo, el filme se bebe como un buen vino, y parte de que sea tan nutritivo es su soundtrack.

Martínez hizo una tarea obvia con los sonidos, porque si hablamos de luces neón, los oídos nos exigen cierta hipnosis, recargada de trance y música electrónica. Pero es importante señalar que no es una película que en su sonoridad contenga lisergia.

Aunque todo sea tan luminoso y desconcertante, no cae esa capa psicodélica que evade realidades.

De hecho el soundtrack de The Neon Demon es como estar bajo una piscina que te deja ver cada detalle de nuestros demonios internos.

Nicolas Winding en 2011 confesó que era daltónico, por lo que no puede distinguir los tonos y colores intermedios, así que ante esta debilidad, el alto contraste se convirtió en una de sus más notables fortalezas.

Este dato es también un ángulo que explota en todo su trabajo y que entiende muy bien Cliff Martínez para enriquecer la película en su estridencia. Y es que hay que ser claros, la película sin esa música sería algo bueno, más no tan demente y trastornado como lo es ahora.

Otra pregunta que resalta es, ¿cómo puedes sonorizar un desequilibrio? Martínez comprendió que tenía que hacer el mismo ejercicio de Winding con su debilidad visual, por lo que su selección está condicionada a figuras perfectas musicales, lo que nos hace sentirnos infinitos y vibrantes desde nuestra butaca.

El autor de los soundtracks de Winding, ha sido el mismo desde sus dos películas anteriores: Drive de 2012 y Only God Forgives de 2013, por lo que para Martínez The Neon Demon es un hermano fluorescente más que necesita adornar. Un primogénito peligroso y muy arriesgado.

Una Elle Fanning es la protagonista y siempre estará invadida de brillos en su piel, así como de tonos musicales en sus ojos. Un personaje común, con un perfil psicológico que poco se aborda y que es predecible.

Lo mítico de este personaje es su naturaleza, que está alejada de bisturís y de maldad, pero es bajo esa pureza, donde renace maravillosamente un demonio musical, uno que entorpece la armonía de hienas en la moda.

La película, está basada en cuentos de hadas los hermanos Gimm y algunas piscas de Jodoroswsky, eso junto a una Fanning que manifiesta la maldad desde su inteligencia pero también desde su apariencia física, que recaerá en un banquete de sangre con sonidos altaneros.

La figura de una mujer, los demonios internos que los humanos desatan, el sexo, la inocencia y el apetito, son parte de la apariencia de este filme pavoroso. The Neon Demon es un bello fragmento cinematográfico perfectamente musicalizado que deja demasiadas reacciones, casi todas a consecuencia de triángulos perfectos, que nos demuestran que la estética sonora y visual puede ser terrorífica y luminosa.

La película continúa en cartelera en Puebla, justo en sus últimos días. Vale la pena verla sin esperar nada.

El único requisito es dejarse llevar por el río de sus luces y sonidos, lejos de prejuicios y miedos que podrían entorpecer el objetivo del filme.

 

@dianaegomez
Licenciada en periodismo e involucrada en la música y la cultura.
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