El aniversario 100 de Roald Dahl

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Martín CORONA


Septiembre 22, 2016

En días pasados celebramos a nivel mundial los cien años del natalicio de Roald Dahl, un gran escritor del siglo 20 que logró crear un modelo de escritura para niños que sigue vigente en lo que ahora llamamos la Literatura Infantil y Juvenil. Si bien Dahl nació en Inglaterra, fue en Estados Unidos donde hizo su carrera como escritor después de haber combatido en la guerra, de ser piloto bombardero y, cuentan algunas fuentes no confirmadas, haber actuado como agente doble Inglaterra-Rusia.

Quizá el nombre de este autor no les diga nada, pero seguro que conocen alguna de las siguientes películas: Charlie y la fábrica de chocolates, Jim y el melocotón gigante, Las Brujas o, la más reciente, Mi amigo el gigante. Su vida literaria estuvo cercana al cine desde sus inicios, como lo cuenta la leyenda del inicio de su escritura.

Durante la guerra cayó su avión de manera muy violenta, estuvo a punto de perder la vida y sin poder ver durante varias semanas. Al salir de ese trance decidió usar una idea muy común entre los soldados: culpar a un gremlin de su accidente. Los soldados jugueteaban con la idea de unos pequeños duendes que destruían sus aviones y eran los verdaderos responsables de los "accidentes" aéreos.

Así que Dahl le dio forma a ese mito de guerra. Creó entonces una novela para niños donde un duende se hace amigo de un piloto y juntos pelean contra los nazis. La misma leyenda cuenta que una vez terminado el manuscrito, fue leído por un oficial que tenía conexiones con Walt Disney, una empresa naciente que recibiría con mucho gusto el original. Así fue y comenzaron los preparativos para crear una caricatura basada en el libro The Gremlins. Lamentablemente nunca se logró, dicen que por problemas de derechos. Lo cierto es que años después la idea de los "gremlins" se popularizó bajo el cobijo de la Warner Brothers, con los simpáticos monstruos que de tiernos y abrazables se transforman en demoniacos y demenciales.

Sin embargo, esta historia sólo fue el comienzo de una prolífica carrera literaria. Roal Dahl se convirtió en un gran escritor para niños, creador de novelas, cuentos, canciones y rimas que revolucionaron la manera de escribir para ese público. Si bien sus novelas parten de ciertos cánones inamovibles de la época (algunos siguen vigentes hasta ahora como "el protagonista huérfano"), proporcionan muchas otras maneras de ver las cosas "de la infancia".

Por ejemplo, nos presenta unas brujas capaces de desaparecer a los niños, un cocodrilo que come y cena niños y niñas, unos padres vulgares y tontos preocupados sólo por tener más dinero y otros muchos excesos del mundo real. Además, sus textos están cargados de humor negro, de ironía y, sobre todo, de referencias. Usando la metáfora como manera de decir muchísimas cosas bajo la apariencia de simpleza o inocencia.

Un ejemplo claro es su cuento en verso: el cerdo, que abre el libro: "Qué asco de bichos". En el cual habla de un cerdo inglés que se hace consciente de que será convertido en comida para humanos. A diferencia de una anécdota de reconciliación o amistad, Dahl nos muestra cómo el cochino engulle al granjero, simplemente "le gana la mano".

No es de extrañarse el discurso sobre el sentido de la vida, similar al de Hamlet del proveedor de jamón y la clara referencia a un pueblo que durante los siglos 18, 19 y 20 se convirtió en quien "gana la mano" en el mundo mediante ingenio, industria y mucha astucia.

Dahl es sin duda un clásico del siglo 20, sus novelas fueron y siguen siendo maravillosos espacios de empoderamiento de los niños. Mientras sus crónicas nos muestran algo importantísimo para todos: cómo fue el mundo en otros momentos. Sus rimas son divertidas y ácidas, retratan maneras nuevas de personajes clásicos y todo este conjunto hacen de Dahl un imprescindible en cualquier biblioteca.

La combinación perfecta en sus libros la completan las ilustraciones de Quentin Blake, un ilustrador que innovó en el estilo de hacer plástica para niños, ya que al igual que Dahl su estilo no está basado en la belleza cursi y almibarada, sino en la energía en el trazo, en la fuerza de la imagen más que en un derroche técnico.

Ambos, Dahl y Blake, tienen libros por separado pero sin duda los que han hecho juntos marcaron la literatura y abrieron una brecha para lo que hoy entendemos como Literatura Infantil y Juvenil.

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