No toques mi cabello, no toques mi alma: Solange

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Diana Gómez


Octubre 09, 2016

"Te amo" y "te quiero" contienen mensajes distintos, así lo entendemos los latinos. Dos expresiones que se diferencian por el bello grado de sentimientos, porque hemos creado una nueva medida en el español para revelar ese padecimiento físico y sentimental.

Eso no sucede en el inglés, por lo que las letras que arman su poesía tienen que extenderse, algo que no le resta puntos al idioma pero que sí lo arrastra a buscar más manifestaciones dentro del lenguaje. Esto entiende muy bien Solange, esa mujer que ha hecho un disco para explicar los caminos que ha tomado para enamorarse y desenamorarse. 

Simplemente no se puede hablar de ella sin hacer una radiografía cultural sobre la potente figura que ha construido en los últimos años. Todos requieren esa revisión, pero con Solange, hay una lista interminable para entenderla y para descifrarla.

El imán más grande es su feminidad aunada a su idioma corporal que tiene que ver con cada prenda que usa, la cual convierte en una pieza de arte, siempre cercana a la arquitectura. Le da un sentido al pop que lo aleja de la banalidad y los sonidos simples.

Otra de las ramas en las que se cuelga Solange, es estrictamente en el feminismo y el racismo; sí, ambos temas agotados hasta el cansancio en esta década, pero la vereda por la que ahonda su música es más bien lenta y no grita lo evidente, pero tampoco oculta algo de lo cual se tiene que seguir hablando.

En 2012 Solange hizo True, un LP producido por el magnífico, fresco y tropical, Dev Hynes. Las canciones pegajosas, con unas pequeñas piscas de R&B y una serie de historias sobre desaciertos amorosos, hicieron que se convirtiera en una mujer importante dentro del pop, pero alejadísima de su propia hermana Beyonce.

Solange fue reconocida como el familiar más cercano de una mujer poderosa, pero que no buscaba la misma reacción masiva. Era una nueva experimentación en la que nos dejaba ver una manera diferente de hacer vibrar al pop actual.

En este año sacó A Seat at the Table, un trabajo que se asemeja a telas lisas, delicadas y de colores sutiles, pero con un vigor que sostiene curvas musicales que parece que se quedarán en la lista de discos que se hicieron para explicarnos la música negra en estos años.

El álbum está lleno de vulnerabilidad, explica los grados amorosos: los jerarquiza como si fueran piedras encimadas que un día de tanto peso, caerán. Deja en claro que es un proceso necesario para entendernos como individuos solitarios y acompañados, pero nunca exentos de enamoramientos efímeros.

Cranes in the Sky es una canción hermosa y limpia, con un gran acompañamiento de R&B actual, ese que se aprecia por sus pocas capas y que juega con baterías básicas. El video contiene tintes arquitectónicos que se ven ligados con ropa de diseñadores españoles.

Solange ha ido tejiendo toda una nueva línea en la moda, que va del normcore a la extravagancia. Ha logrado darle un sentido más poético a la ropa y la ha colocado como parte de su estética.

Pero otras canciones como Don´t you wait comienzan a relatar esa parte aguerrida sobre el racismo; esta pieza es justamente la respuesta a una industria que hace años la señaló como "la mujer negra hípster que la canta a los blancos".

Su mensaje es claro en sus interludios –mismos que utiliza para demostrarnos que el disco contiene el viejo formato de la música negra-, en ellos deshecha la idea racista y enaltece su feminidad desde sus letras hasta su apariencia.

Pero tal vez la canción más revolucionaria de su álbum es la novena, la cual comienza con algunos silencios que le dan puerta a su voz. Se escucha un "Don´t touch my hair", más tarde un "Don´t touch my soul", palabras que se dirigen a la particularidad del cabello de una persona negra, un signo natural que casi siempre ha sido rechazado por la sociedad.

A Seat at the Table es un disco en el que colaboran autores tan románticos como actuales, tal es el caso de Sean Nicholas Savage y Sampha. Todos agregaron al álbum una nueva mirada muy lejana a los golpes que ha dado su hermana Beyonce con sus últimos discos.

Con Solange no fue necesario regresar el tiempo para hacer un trabajo grande, sino que bastó con mirar alrededor para hacer un nuevo registro. Su disco será uno de esos que se tengan que abordar años adelante para explicar la música de este 2016.

@dianaegomez

Grado académico: Licenciada en periodismo e involucrada en la música y la cultura.

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