Bob Dylan como bálsamo literario

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Diana Gómez


Octubre 16, 2016

Hace días en clase pedí que los alumnos explicaran el sexo desde su trinchera, uno de ellos lo hizo con tres poemas, no sin antes advertirme que no eran de su autoría pero que lo habían ayudado a entender ese tópico. Sentí un alivio muy grande y también una cachetada justa, porque pensaba que eso nunca iba a suceder con un alumno de 18 años, y que no tenía el más mínimo interés de entender su vida con un poema.

Cuando iba a la preparatoria nunca entendía los poemarios, eran un dolor de cabeza y los evitaba. Después comprendí que su formato es totalmente a propósito, y que estos fungen como un bálsamo para nuestros días.

Lo importante de ellos es que pueden ser tan románticos, desde su significado estricto, hasta pesimistas e infestados de realidades, pero con letras que esconden toda una serie de historias escamosas. Esto hace que siempre estén flotando en un universo paralelo, en comparación de otros géneros literarios

Exactamente lo mismo me sucedió cuando escuché a Bob Dylan. Y no, no soy de la generación que creció con él. Me tocaron otras cosas a las que les tomé más cariño, pero entre ellas llegué a él un buen día y cuando lo escuché tan familiar y cercano, recordé el esqueleto de los poemas. Desde ahí siempre he tomado a Dylan como otro ser que se dedica totalmente a las letras.

Por esa razón no me sorprendió el Nobel, ya muchos expertos en estos días lo han explicado y mostrado su descontento o congratulación, pero musicalmente y líricamente no me sorprende el premio. Es una situación lógica y hasta necesaria.

Continuamos conviviendo con ciertos argumentos que descalifican a los medios cuando en realidad el mensaje es el más relevante. Todos los libros no nos harán mejores personas, porque así como hay productos basura en televisión, están estacionados también en las letras, en la radio, en la música, en las redes sociales y en las calles. Sin embargo olvidamos por completo esa realidad.

Quitándonos entonces, esos delirios puristas, entendemos por qué la guitarra de un personaje como Dylan fue el arroyo de sus letras, de sus sentimientos liberados desde su estómago, y que llegaron a revolucionar un sinfín de cosmovisiones, tanto pol.

El hecho por sí solo es histórico, no sé si sea triste o realmente debamos celebrarlo en todo su esplendor, eso lo sabe cada individúo, pero lo cierto es que tampoco podemos dejar pasar este premio sentimental, vulnerable y que ha revuelto todos los pensamientos.

Bob Dylan continúa una gira interminable por el mundo, y hasta este fin de semana no ha articulado nada sobre el premio, pero su figura legendaria e hipnótica parece no tener fecha de caducidad. Es como si fuera un cultivador que no deja de hacer lo que le corresponde.

Esa también puede ser una respuesta sobre su genialidad. El hecho de nunca parar y de usar todos los guiños de las letras para hacer su obra, lo convierte en un constructor y una leyenda viva.

Inmiscuido por el barrio bohemio de Manhattan y con el acercamiento de autores como Pete Seeger, Dave Van Rock y de Arthur Rimbaud, Bob tuvo la astucia de devorarlo todo y de crear un mundo surrealista con sus cuerdas.

Aunque también el hecho de estar impregnado de la contracultura en las calles lo hizo construir una figura cultural muy atípica. Más tarde llegaría su acercamiento con los poetas beats, a quienes se aferraría para hacer más rica su visión literaria.

Hay autores como Dylan que siempre tendremos que explicar muy aparte de sus contemporáneos. Siempre haciendo cosas que no enfocaban y no encajaban con esa generación. Ahí están The Beatles, Rolling Stones y toda la gama setentera. Simplemente Bob está en otra butaca.

Ahora la pregunta será, ¿recurriremos a Dylan para que funja también como bálsamo? Yo creo que sí, lo haremos y lo hacemos las veces que sean necesarias.

Este premio será el acercamiento hacía la música y toda su exquisitez literaria. También será una forma de transformar realidades, de ponerle una mayor atención a la música. Es un premio masivo que reivindica objetivos esenciales en la música: comunicar y curar.

@dianaegomez

Grado académico: Licenciada en periodismo e involucrada en la música y cultura.

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