Lo que un día fue, no será

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América Méndez


Octubre 24, 2016

Hace unas semanas, asistí a un gran concierto en CDMX, fui a ver a una banda clásica del rock británico: The Who. Sentí que me encontraba en una máquina del tiempo que me permitía conocer la majestuosidad del rock de la década de los 60 y 70; era como si después de 50 años de trayectoria musical, el tiempo no los hubiera marchitado sino rejuvenecido. Pensé que hacían honor al título de esa canción de Nirvana Smells like Teen Spirit (Huele a Espíritu Juvenil).

Pero The Who no pretendía adueñarse de una bandera generacional, ni mucho menos hacer apología a un estigma jovial, era como si ellos izaran su bandera de rebeldía que todavía vibra en su interior, pero siempre orgullosos de su años que llevan acuestas. Por un lado tenemos a Roger Daltrey (vocalista) y Pete Townshend (guitarrista) fundadores de The Who, que se ufanan de sus arrugas y exudan jovialidad, y por extremo hay quienes se niegan a madurar mentalmente y se comportan como adolescentes, aunque su físico los delate.

Hay quienes, a pesar de sus años, actúan como jóvenes pero de una forma errada porque se aferran a lo que, obviamente, no son y reniegan de su naturaleza. Sí, básicamente esa es la descripción de un "chavorruco", un adulto (hombre o mujer) que actúa, viste, calza y habla como adolescente. Hoy hablaremos acerca de esta curiosa especie que pulula en todos los rincones de la faz de la Tierra, incluyendo el mundo del espectáculo. P.D. En esta entrega no hablaremos de Chabelo, ese es un caso que se cuece aparte.

El primer chavorruco de nuestra lista es Facundo, mejor conocido por realizar, hace más de diez años, programas de televisión (en apariencia) "irreverentes", aunque en realidad lo que hacía era incomodar a la gente y decir puras sandeces. Tal parece que para el conductor el tiempo no ha pasado, y no lo digo porque se vea más joven, sino porque se niega a renovar su fórmula para hacer contenidos televisivos, es como si se hubiera quedado atrapado en la década del 2000.

Esa razón ha hecho que el rubio conductor esté relegado de las producciones de Televisa y ahora sólo sea convocado para participar en algunas emisiones, sin ser él quien esté a la cabeza de los programas. Actualmente sólo se habla de él cuando se trata de su vida personal, en especial para saber si su esposa le fue infiel o no.

De alguna manera, Facundo se convirtió en su famoso personaje de "Jaime Duende", sí, ese tipo alcohólico que sólo atinaba a decir boberías que causaban gracia por un rato. Quizá sea hora de que Facundo a sus casi 40 años se quite el disfraz y actúe como quien es en realidad, probablemente esa sea la fórmula para renovar su imagen y conseguir que el público se interese en él y, en una de esas, puede que su esposa lo vea como un adulto y regrese a sus brazos.

Pero Facundo no es el ejemplo más grande de un chavorruco, para eso llamaremos al estrado a Adal Ramones, quien desde su infinita arrogancia pensó que sería eternamente famoso y de paso joven. La década de los 90 fue netamente del conductor regio, quien con el programa Otro Rollo cosechó mucha fama y dinero, esto prácticamente hizo que él se convirtiera en una vaca de oro, pero nada es para siempre.

Terminando la década del 2000, comenzó su deceso y ya aburría al público juvenil con sus monólogos y sketches, y es así como su mina de oro llegó a su final. Él empezó a buscar nuevas oportunidades en la conducción en programas como Bailando por un sueño, Cantando por un sueño y Los reyes de la pista; sin embargo, eso no fue suficiente para detener su desplome.

A sus 53 años decidió (junto a ejecutivos de Televisa) que sería buena idea regresar con otro programa de tipo late night y lanzó Adal El Show, sin ningún reparo a sus 53 años se enfundó en un traje digno de veinteañero y se puso su típica gorra; la imagen era como de una fiesta, mientras tu papá cuenta malos chistes frente a tus amigos y tú te avergüenzas del comportamiento burdo de tu progenitor. El bajo rating orilló a los productores a cancelar el programa y Adal regresó al anonimato.

Tranquilo, Adal, no eres el único chavorruco de la pantalla, también está otro espécimen llamado Yordi Rosado, exdiscípulo tuyo. A diferencia de Ramones, Yordi ha tenido un mejor presente con su programa Esta Cañón, un corte similar a Otro Rollo, con menos audiencia porque se transmite en canal de paga, pero que se ha logrado mantener por varios años.

Pero Yodi no sólo vive de su "jovial" programa, también es "escritor" y ha publicado un par de "joyas literarias", por ejemplo, Quiúbole con..., ¿Y miss 15?, ¡RENUNCIO!, Tengo un hijo adolescente ¡Y no sé qué hacer! y S.O.S Adolescentes fuera de control en la era digital. Todos estos libros de corte adolescente han resultado ser una gran fuente de ingresos para este señor de 45 años.

Cuando digo que sus libros son dignos bestsllers no bromeo, ya que ha vendillo millones de ejemplares, y si usted se pregunta ¿cómo le hizo? La respuesta es fácil: NEGÁNDOSE A CRECER.

No es fácil mirarse al espejo y darse cuenta que la panza está más grande, que la piel no es tan firme y que no se tiene la misma energía, pero nada de malo hay en aceptar que somos más viejos, claro que podemos seguir cotorreando chido, pero sin negar de la naturaleza. Esperemos que nuestros faranduleros alcancen su madurez óptima, porque como diría José José: "Lo que un día fue, no será".

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