Inseguridad pública clamor social

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Pablo RANGEL SARRELANGUE


Octubre 26, 2016

Al haber mostrado abiertamente el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas sus aspiraciones políticas por la presidencia de la República, es evidente que se han descuidado labores de seguridad pública de la entidad. En efecto, la ola de robos, asaltos, ejecuciones, feminicidios y desaparición de personas se asienta considerablemente en Puebla.

Es incuestionable que se ha bajado la guardia en la seguridad pública y que los cuerpos policiacos han optado por montar supuestos operativos para la detención de unidades vehiculares sin cumplir con labores de cuidado y custodia a la ciudadanía convirtiéndose así en aliados prácticamente de la delincuencia.

El incremento de robo a casa habitación genera molestia y de ello debe dar cuenta el presidente municipal. Puebla tiende a volverse una ciudad insegura, sin vigilancia en casi la totalidad de colonias y fraccionamientos debido a que resulta para los cuerpos policiacos más fácil montar un retén para atracar a la población y cumplir con una cuota de infracciones que al final de cuentas si bien generan ingresos al erario municipal, ello por sí solo incumple con la labor de seguridad pública.

Se ha generado una costumbre el que sea por vía de un acto escandaloso como las autoridades tomen medidas de seguridad, situación ésta que analizada desde una óptica política, desde luego que merma la simpatía que cree tener el gobernador del estado. Reitero, el doctor Rafael Moreno Valle Rosas mantiene mayor preocupación por su carrera política que por aquella población que lo situó en el escenario que siempre añoró y aun cuando como lo he dicho en anteriores entregas, sus aspiraciones son licitas, empero, es incuestionable que a los poblanos les debe mucho el gobernador, ello porque la grandes obras no eclipsan la inseguridad y la molestia social por las afectaciones patrimoniales que día a día afectan a la población.

No es excusa absolutoria sostener que el crimen y la violencia es generalizada en territorio nacional, pues está probado que aquellas personas a quienes se les encomendó salvaguardar la integridad física y patrimonio de los poblanos han incumplido notoriamente y de esto es único responsable quien tiene en sus manos substituir a los que hasta ahora se han mostrado desconocedores de la seguridad pública.

La entrada en vigor del nuevo sistema penal adversarial ha despresurizado cárceles en la entidad, sin embargo, queda de manifiesto que las medidas cautelares fijadas a quienes delinquen y obtienen su libertad, por sí solas son insuficientes ya que se remiten exclusivamente a aspectos economicistas y se alejan de una naturaleza preventiva del delito. Delincuentes habituales continúan operando desde las cárceles poblanas con absoluta impunidad y lo que es aún más grave delincuentes privados de su libertad por la comisión de delitos vinculados con el crimen organizado se encuentran de como turistas en centros de reinserción social cuando debieran estar en centros federales con mayores medidas de seguridad.

Quienes hoy tutelan al crimen organizado están prácticamente de paso por Puebla, aprovechándose de un cargo público que evidentemente no les pertenece y de tal situación es único responsable el señor gobernador, por consiguiente, no está alejando que en su pecado cargue la penitencia. Quien está próximo a tomar las riendas del estado, está próximo también al escándalo producto de una descomposición social que provocaron esos turistas que se vinieron a enriquecer de los poblanos y si no, al tiempo.

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