Oscuras reuniones conspiran contra Antorcha

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Luis GARCÍA


Octubre 28, 2016

El artículo noveno de la Constitución Política de nuestro país, establece: "No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito (...)". Este derecho inalienable le es conferido a todos los mexicanos y no puede ni debe ser limitado por nadie, salvo que quiera ponerse por encima de la máxima ley que rige la vida de todos los que habitamos el territorio nacional. Quienes atacan y llaman a la persecución de los antorchistas, a su aislamiento y erradicación, son, por lo tanto, unos delincuentes, criminales en potencia y violadores de la ley.

Hay quien grita: "¡Antorcha asesina!", y nunca ha presentado una solo elemento para probar su calumnia; sin embargo, nosotros hemos dado nombres y apellidos de muchos antorchistas asesinados por grupos delincuenciales; hay quien afirma: "¡Antorcha criminal!", y nunca ha demostrado un solo crimen cometido por Antorcha; en cambio nosotros hemos señalado a muchos criminales que nos difaman; en suma, nunca han demostrado nada en contra de Antorcha las jaurías de pericoperros que se han propuesto acabar con la lucha del pueblo organizado, a pesar de las toneladas de propaganda negra que se ha vertido contra nosotros.

Hay evidencia (videos) de gente que llama a la persecución de Antorcha, mismos que difunden a través de las redes sociales y en los medios, sin ningún temor de la aplicación de la justicia. Grupos de "tiranitos", así en chiquito, intentan propagar la idea de acabar con Antorcha porque "es un grupo con historial delictivo, completamente ajeno a los atlixquenses y con los ideales más oscuros que se haya podido maquinar en contra de la humanidad". Todo ello, evidentemente, financiado y llevado a cabo por grupos encumbrados en el poder que históricamente han vivido de saquear el erario sin recato alguno.

Quien se une contra Antorcha no es el pueblo de Atlixco. El pueblo es la gente que todos los días, antes de que salga el sol, sale de su casa a arar la tierra, a acomodar su mercancía en el mercado, a registrar operaciones frente a una computadora, a cortar el pelo, a dar clases, a serrar madera, a picar piedra, a hacer pan... y vive en condiciones miserables. Ese pueblo que no tiene dinero para alardes, no es el que se une contra Antorcha. Esa gente que mientras estaba sometida, olvidada y sobre todo dispersa y no significaba peligro para quienes se han repartido el presupuesto de Atlixco por décadas, es el verdadero pueblo. Y ése pueblo es el que lejos de alejarse, se está incorporando a las filas del Movimiento Antorchista, porque es quien le lleva agua a sus colonias, drenaje a sus viviendas, centros de salud para sus enfermos, carreteras y escuelas a sus comunidades y maestros que eduquen a sus hijos.

Contra Antorcha se une el séquito de Alí Babá, los caciques que explotan a los campesinos y demás grupos oportunistas que se acomodan y viven del poder y que hoy que los humildes de Atlixco han encontrado quien les enseñe la fuerza de su número y la grandeza del pueblo organizado, intentan mancillar y denostar a quienes nos dedicamos a esta noble e inigualable tarea. Ésos que hoy nos calumnian, como dijo Pablo Neruda, son los enemigos del pueblo.

Cometen un error y una incongruencia nuestros detractores al llamar al pueblo de Atlixco a expulsar a los antorchistas. El primero porque dan por hecho que no hay atlixquenses antorchistas; mentira, los antorchistas atlixquenses se cuentan por miles y han vivido en estas tierras por generaciones; más allá de la xenofobia que fomentan estos imitadores trasnochados de Donald Trump, deben saber que en este punto vuelven a violar las garantías sociales plasmadas en la Constitución. Y la segunda, la incongruencia, radica en que intentan despertar el espíritu atlixquense gente que no puede alardear de serlo. Hacer un llamado público a la xenofobia no sólo es una bandera ridícula, sino un delito; por eso mismo, el pueblo de Atlixco debe reconocer en estos personajes a los verdaderos tiranos de los cuales se debe cuidar.

En los días que corren, cuando el descontento social causado por la pobreza es un mar enardecido que brama, infamar al pueblo, calumniar al pueblo, es picarle las costillas al toro. Antorcha lo sabe y por eso trabaja todos los días por una mejor repartición de la riqueza.

La obra realizada por los diputados antorchistas en el Distrito XIII de Puebla, y en el municipio de Atlixco en particular, alcanza cifras históricas, labor que las clases gobernantes nunca se han dignado hacer. Esto es una muestra de que Antorcha no es una organización que busque la violencia (como aquellos que llaman a unirse en contra de los antorchistas), sino, todo lo contrario: somos una organización que sabe gobernar en paz para promover el desarrollo. Los antorchistas atlixquenses llamamos al trabajo unido y pacífico, en nombre del pueblo y para el pueblo. Ése es el verdadero temor que hoy sacude a quienes mientras gozaron de una imperturbable paz en la altura de su nube, hoy se sienten sacudidos por las señales de tormenta del pueblo organizado, que hará llover, sobre todos los humildes de Atlixco, un futuro mejor para todos.

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