Días de incertidumbre

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Diana Gómez


Noviembre 13, 2016

Todos hemos utilizado a la música como un buen paracaídas, como una forma de calmar incertidumbres internas y también como el más grande escaparate de la realidad, pero en esta semana el rumbo fue por otro lado y tendremos que cuestionarnos sobre todo lo que sucedió en el mundo, tomar un respiro, un café intenso y analizar lo que escucharemos en los próximos años.

En las redacciones esto emociona, porque es real que muchas cosas van a cambiar terminando este año, pero también asusta porque el panorama no es del todo alentador. Comencemos a desmenuzar desde la raíz, esa que nos lastima y nos hace sentir incómodos, que es parte medular de la cultura que estamos tejiendo y los fenómenos sociológicos que se manifiestan, esos que no logramos entender. 

En diez años tendremos que explicar en libros, textos y trabajos periodísticos todo lo que sucedió en el 2016, y tendremos que hacerlo detenidamente, con mucha precisión. ¿Por dónde empezar? Por la música, porque el año comenzó con la muerte de David Bowie, un monstruo imposible de remplazar.

El Duque Blanco utilizó todo su espectro para escribir sobre distintas emociones, para removernos el estómago y el cabello. Su último trabajo, Blackstar, no sólo era su despedida lucida, sino también una fuerte crítica hacía nuestro comportamiento social y político. Parecía que anunciaba tiempos difíciles, y la cosa así fue, no sólo su muerte, sino todo lo que vino después.

El brexit llegó y desató al trip hop, pues Portishead, después de un largo descanso, sacó SOS, una canción original de Abba, en ella la banda de Bristol reflejaba su descontento y tenía un mensaje directo: Tenemos mucho más en común de lo que nos separa.

En la pieza hacía mención a la fallecida diputada laborista Jo Cox, quien evidentemente no simpatizaba con el brexit y compartía varias ideologías con la banda británica. Es necesario señalar que en Inglaterra la música y la política están ligadas. Son potencias mundiales que sí pueden crear caos y grandes cambios.

Las muertes continuaron como Prince, Pete Burns y, de este lado del mundo, Juan Gabriel, estandartes de los cambios físicos, de los derechos humanos y de la igualdad. Pérdidas importantes que nos hicieron regresar la mirada a las décadas pasadas, con el propósito de conocer sus contextos culturales y lo que le aportaban a la sociedad.

Este trio se fue en una época en la que nos volvimos a preguntar sobre las posibilidades de amarnos sin importar el sexo, de aceptación y legalización de los derechos del LGTB, y también ese curioso renacimiento del feminismo. Cosas tan necesarias para seguirnos entendiendo como seres humanos.

Pero, la situación más dura en estos días, fue sin duda el triunfo de Trump y la casualidad de la muerte de Leonard Cohen. Todo estalló; el precio del dólar ante el peso mexicano llegó a su máximo histórico, el descontento social fue imposible de detener, vimos como una nación cambió en unas cuantas horas todas sus ideologías, cómo salió a las calles y enfrentó una de las elecciones más difíciles en su historia.

Un usuario de Twitter afirmó: "serán cuatro grandes años para el buen punk", y no sólo por todo lo que atrae Trump, sino también por lo que pasa en Colombia con su rechazo a la paz.

La respuesta del mundo ha sido extraña, hace temblar a varias mentes, pero también vale la pena valorar que estos rechazos y mutaciones se deben a que estamos dándole la vuelta a las políticas y la cultura. Por supuesto que la música tendrá un cambio gigantesco, esperaremos discos y nuevas bandas que nos expliquen estos tiempos de incertidumbre.

Las leyendas han muerto, esperaremos con ansias los siguientes estándares musicales.

@dianaegomez

Grado académico: Licenciada en periodismo e involucrada en la música y la cultura.

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