Los Trump-llowers

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Alfonso CHÁVEZ


Noviembre 14, 2016

Xenofobia: musulmanes, mexicanos, salvadoreños, guatemaltecos, nicaragüenses, cubanos, haitianos, panameños, y la lista sigue. Misoginia: Miss. Piggy en el cosificante imperio de la Miss Universo y las filtraciones, sus "caballerosas" aproximaciones a las mujeres. Todo ello ha sido la línea del preocupante discurso del ahora presidente de EU, Donald Trump.

El fenómeno que ahora incumbe a muchos no es más que un problema de larga data, que encuentra sus raíces en el fenómeno capitalista. Forma de funcionamiento global que valdría la pena cuestionarnos. La riqueza del mundo está concentrada en 1 por ciento de la población; y ésta es la fórmula perfecta para la pobreza y, en consecuencia, la migración.

La angustia del "gringo" encuentra sus razones en el inconsciente de tal forma que el tema de los zombies podría ser un digno representante del simbolismo del miedo incontrolable a una invasión que temen en lo más profundo de su ser. Decía Michael Moore en sus documentales, que la cultura americana encuentra en sus raíces un miedo persecutorio de larga data que podría remontarnos a la mismísima Colonia Inglesa; los "gringos" siempre han vivido perseguidos, según Moore.

La escritora Lourdes Arizpe menciona que la percepción de la gente frente a la migración amenaza con convertir a los migrantes en una "clase marginal" que puede exacerbar los problemas educativos, laborales y de salud. Esto sucede ya desde hace mucho y genera una cultura que yo consideraría más como de rechazo que como de odio hacia la migración; la preocupación es, como en ciertos tipos de personalidades, dicho rechazo se exacerba a cuestiones de odio incontrolable, como las manifestaciones que hoy escuchamos sobre el KKK. Ahora bien, en esto no me queda claro si el "loco" buscó al "loco" o si el "loco" lo volvió "loco"; moderadamente me inclinaría por el primero.

Tomando esta primer hipótesis de "Dios los hace y ellos se juntan", creo en el fenómeno de los Trump-llowers como la fotografía social de algo que se está saliendo de control desde hace mucho tiempo y los gobiernos no saben cómo solucionar.

Hace pocos años la política migratoria de Barack Obama puso en marcha el Plan Frontera Sur, el cual no deja de desagradar. Los maldosos planes del programa son evitar la marabunta del sur. Así que Hillary amiga, por favor, no te nos des golpes de pecho.

¿Entonces qué es un Trump-llower?: alguien que ya está harto del fenómeno migratorio y que vive con tanto miedo, enojo o preocupación sobre las distintas circunstancias, que en el momento en que llega un discurso fascio como el de Trump, decide votar por él.

Las preocupaciones por los Trump-llowers y su Trumpy evocan recuerdos de la Alemania nazi. Y creo que hay razones para creerlo así. Recordemos que el mismo Hitler fue simplemente un representante de un pesar colectivo que halló un eco que pudo crecer a través de la psicología de las masas. La historia nos demostró que la fórmula perfecta para el desastre es un pesar colectivo y un líder dictador para que empiece la preocupación. Creo que ese sentimiento lo vivimos muchos de los agraviados a estas alturas del partido.

Las posibilidades de descontrol son infinitas, aunque creería muy arriesgado hacer pronóstico sobre lo que pasará con Trump. Creo que nadie lo sabe. Comparaciones con los peores xenófobos de la historia son asequibles, sin embargo, la globalización dentro de algunas virtudes ha logrado enseñar que las decisiones de un país no se toman demagógicamente. Tenemos una excelente intervención de Angela Merkel, quien con el fino discurso que maneja deja muy claro a EU que las cosas no van a ser como son.

¿Qué me preocupa? Principalmente un discurso narcisista y sociopático que puede ser peligroso, sobre todo porque la locura y el poder no se llevan del todo bien. Algunos colegas en psicoanálisis se aventuraron a realizar un análisis psicodinámico de Trump, sin embargo, fueron censurados por estar rompiendo algunas normas éticas en el ejercicio del psicoanálisis. Creo que lo que nos dejan, es un genuino interés por saber que en Trump existe psicopatología, que claramente podemos ver.

Me interesaría decirle al lector que la psicología de un discurso como el de Trump, valdría la pena valorarlo de forma retrospectiva, más que prospectivamente. No sabemos aún los alcances de algo que puede ser un reality show como a los que está acostumbrado el señor Trump. El hecho es que si 50 por ciento de la población lo desaprueba, en la nación dividida que observamos en estos momentos se puede vislumbrar que la democracia sigue siendo opción. Habrá que seguir muy de cerca los fenómenos xenófobos que sucedan desde hoy.

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