20 de Noviembre de 2016

Reprobable destrucción de la puerta lateral del viejo Instituto

Hoy no hablaremos de política. Hace 53 años, en noviembre de 1963, se celebraba por segunda vez en Oaxaca, el Campeonato Nacional Amateur de Béisbol. En uno de los emocionantes juegos, el 22 de noviembre, alrededor de las 14 horas, el público se ponía de pie, azorado por un terrible anuncio: acababan de asesinar al presidente de EU, John F. Kennedy. La serie continuó y pudimos presenciar grandes jugadas y revelaciones de peloteros que fueron semillero de la Liga Mexicana y de las Ligas Mayores. Habíamos interrumpido la secuencia de estas notas, por otro caso presidencial en ese país: las elecciones de triste memoria el 8 de noviembre. O sea, noviembres negros pero beisboleros.

De nuestras estrellas en aquel cotejo, recordamos a Jorge Fernando Kitus Iturribarría, que era un verdadero utility, ya jugando en los jardines o en la receptoría; corriendo las bases y dando profundos batazos. No se olvida un intento de robo de home, fue puesto out y el siguiente bateador dio de hit: se perdió el juego contra Puebla por un apretado 2 a 1. Dodgers de Los Ángeles intentó fichar a Kitus, tenía talla de big-leaguer.

De los años cincuenta, cuando se consolidaba el beisbol oaxaqueño siempre será grato recordar a lanzadores como Ismael Reyna, Nemorio Méndez, Eduardo Rustrián o Juan Suby Hernández después estrella de los Pericos poblanos. Emocionaba ver las asistencias del catcher Abraham Calero Ordóñez, o las excentricidades de Carlos Marzo López, llamado así porque al igual que Raúl Febrero Villegas, estaba un poco loco. Y siempre admirado por su seriedad y entrega Eloy Martínez Vigil, que mascoteaba como Yogy Berra.

En la primera base jugaba el corpulento Camión Ugalde y siguiendo en el cuadro el espigado Tato Manzano Trovamala, elegante short-stop que compartía el estrellato con Gerardo Patiño. Larga es la lista y nuestra memoria no da para tanto, pero no olvidamos que en Oaxaca jugaron Bruja Peña, Mario Collazo (coach cubano, campeón nacional de robos de base), Juan Meza enorme negro puertorriqueño, Melquiades Totopo Núñez, el jonronero istmeño Roberto Azcona; Jaime Jiménez, tercera base, Chepelín Sánchez, Chinto Carranza y su hermano El Cura, Guillermo Atristáin

Hubo siempre buenos patrocinios de empresas como la concesionaria de Charles Hamilton (Ford), manager de su equipo; o Montajes y Maquinaria, con su famoso entrenador veracruzano Mariano Escalera; Chapas y Triplay y, por supuesto la Universidad de Oaxaca, que alguna vez metió cachirul en un campeonato nacional en Puebla, al incrustar a jugadores veteranos que nunca fueron estudiantes, por lo cual sufrió descalificación, hasta Mahoma el voluminoso entrenador ya cincuentón, fue incorporado a la lista.

De los umpires se recuerda al simpático Brinca-Brinca (alguna vez Rey Feo en un Carnaval) o al Chío Mendoza. Y por la radio transmitían el doctor Cuauhtémoc Villar Landa y Carlos Calígula González.

Sergio África González, Luis Chito Ríos, de generaciones posteriores, dieron lustre a nuestro béisbol. Chito es el pitcher de la liga mexicana con más ponches recetados y con más juegos completos de 9 entradas. La gran estrella es Vinicio Castilla, el mejor jonronero mexicano en grandes ligas, manager de nuestra Selección Nacional en los Clásicos Mundiales.

El tiempo nos dio, ya en los noventa, patrocinio generoso de Alfredo Harp para fundar a Guerreros, con Nelson Barrera y Roberto Castellón, campeones en 1998, siendo gobernador Diódoro Carrasco y que ambos personajes apoyaron decididamente la pelota oaxaqueña que alguna vez iniciara Antonio Herrera Altamirano con sus novenas Zapotecas y Oaxaca, que fabricaban artesanalmente pelotas con piel de caballo, bates (y guantes con tela gruesa de pantalones viejos). Así se transformó nuestro béisbol.

Por supuesto, si alguien contribuye con datos y nombres, se aceptan gustosamente.

¡Playball!

mdevaldivia@yahoo.com