Violencia de género
En las sociedades occidentales nos creemos con igualdad, pero las recurrentes e interminables agresiones machistas, la prostitución y los incomprendidos derechos y oportunidades, advierten que aún falta mucho por hacer y aprender. En una sociedad como la mexicana "aparentemente igualitaria en el texto de la ley", suceden estas cosas como la violencia de género. Tenemos que tomar en cuenta que la violencia de género es un tipo de violencia ejercida contra cualquier persona por su sexo o por su credo y que impacta de manera profunda y directa en la identidad, en el bienestar social, emocional, físico o psicológico de una persona. Por lo tanto son, actos que causan vejación, sufrimiento, daño, amenazas, coerción, privación de libertades, entre otros. Esos actos se manifiestan en distintos ámbitos de la vida social y política desde la propia familia, la escuela, las religiones, la policía, el ejército, etcétera.
La violencia de género incluye no solamente asesinar a personas, es algo bastante más profundo, más amplio, aunque desde luego es lo aparente y lo que aparece de inmediato en los medios de comunicación, pero también comprende asaltos, violaciones sexuales, prostitución forzada, la explotación laboral con la discriminación salarial por ser mujer o la violencia física y sexual en el tráfico de personas, el aborto selectivo por sexo, en las violaciones sexuales por el crimen organizado, en el hostigamiento por parte de patrones en organizaciones masculinas que sistemáticamente agreden a mujeres, en violencia física y sexual contra personas o grupos de homosexuales, bisexuales y transgénero, en la falta de acceso a la educación, a la política y a la tierra.
En la actualidad, una de las principales problemáticas que aquejan a la sociedad mexicana es el machismo, la mujer sigue siendo discriminada y subestimada por el solo hecho de ser mujer. En México, se siguen consumando actos de violencia hacia la mujer convirtiéndola en objeto de maltrato verbal, físico y sexual, de tipo económico, de explotación laboral, en la publicidad, en la industria del consumo y de la diversión, entre muchos, reduciendo a la mujer a objeto, sin identidad propia, despersonalizándola. Pero no sólo ello, tristemente persisten los asesinatos de mujeres, entre 2007 y 2015 se duplicó la cifra de mujeres asesinadas. Los últimos datos del Inegi revelan 2 mil 383 homicidios. La tendencia en estas muertes, revela, tienen un patrón diferente a las de género masculino.
No podemos ignorar estas cifras. Tenemos una problemática muy grave. Es inadmisible que las mujeres en México sigan padeciendo violencia, es inaceptable. Es urgente el compromiso de todos nosotros, en especial del gobierno de México y empresarios a aportar mayores recursos para crear acciones que lleven a la eliminación de la violencia, pero con singular importancia está en todos nosotros convertirnos en verdaderos promotores de una cultura que reconozca a la mujer, en el derecho y en la realidad de los hechos la dignidad que le corresponde. Su talento es indiscutible y tienen un valor verdaderamente inestimable.
