11 de Diciembre de 2016 |
Para el presidente Enrique Peña Nieto, el ejército mexicano sólo tiene 103 años y no falta semana en que no lo llene de elogios que en conjunto tiene casi 270 mil elementos. Según el actual gobierno, la corporación se creó el 19 de febrero de 1913 fecha en que Pedro Lascuráin ocupó la Presidencia de la República por sólo 45 minutos, antes de entregar el mando a Victoriano Huerta, lo cual significa que los historiadores de Los Pinos erraron al recomendarle al Ejecutivo tan celebérrima fecha. O sea que el presidente olvidó y borró con un decreto, toda la historia del ejército mexicano en el siglo 19 que, mal que bien, se fajó en guerras y defendió al suelo patrio durante las invasiones francesas y americana. Con tropezones, pero ese ejército decimonónico sobre todo a partir de 1847, tuvo destellos gloriosos. El general Salvador Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional (en la cual no está incluida la Secretaría de Marina "armada" de México, como ahora escriben), dijo hace tres días que el "ninguno de los que estamos aquí (soldados, oficiales y jefes del ejército) estudiamos para perseguir delincuentes", frase que ha trascendido en los medios y redes, pero que la malicia de quienes tenemos memoria y revisamos la historia tendremos que decir que tampoco estudiaron los elementos del santo ejército de 103 años, para matar campesinos en la Guerra Cristera (entre 1926 y 1929 hubo más de 250 mil muertes entre soldados y cristeros). Tampoco las tropas que en 1968 tomaron la Preparatoria 3 en San Ildefonso, la Ciudad Universitaria, el Instituto Politécnico y que finalmente masacraron estudiantes en Tlatelolco, "estudiaron" para matar jóvenes manifestantes. Hoy en día, el general Cienfuegos se queja de que a su ejército se le encomienden tareas de seguridad pública y policíacas, en un país que se desmorona frente a la delincuencia y las grandes mafias del crimen organizado. Quiere que los soldados regresen a sus cuarteles (y dijo que levantaba ambas manos) tal vez para defender a la Patria ahí encerrados, marchando, despertando al toque de corneta, comiendo a la hora de "rancho" y en reposos vespertinos; eso sí, los días "francos" nadie los perdonará y menos los "haberes". El presidente y muchos políticos dicen que el ejército y la marina (armada), están para "defender la soberanía nacional"; cabría preguntarnos si esperamos un ataque sorpresivo de Cuba, o de Estados Unidos o de Guatemala y seguramente caeremos en la cuenta de que sucumbiríamos a las primeras de cambio. La soberanía incluye la seguridad nacional, la seguridad del Estado, hoy amenazada por la delincuencia, la corrupción de políticos, el desempleo, la pobreza económica, la debilidad financiera, la falta de educación, el desorden administrativo, la simulación legislativa, el costo de los partidos políticos, las dietas y canonjías de legisladores… entre una larga lista de perversiones y violaciones que han desmadejado el llamado cursilonamente "tejido social". Policías de toda laya: federales, estatales, municipales, gendarmería, privadas, etcétera, conforman un conjunto de suciedad que no limpia a pueblos y ciudades; que se ha inventado la tontería de "mando único" y cuerpos de "inteligencia" que no aciertan a proteger a la ciudadanía, que son parte de la corrupción, que son comprados por las mafias, que son cómplices de los chupaductos y huachicoleros, que extorsionan a la gente; cuerpos de granaderos que ni de adorno sirven y cuyas tareas parecen más bien la de proteger a bloqueadores de caminos, a agitadores magisteriales y a grupos de presión que han perturbado la vida urbana y rural. Las frases del general Cienfuegos más bien parecen argumentos para rehuir problemas que para confrontarlos o contribuir a su solución. Si soldados y marinos no nos van a defender de invasiones de "masiosares" (esos extraños enemigos) ¿Para qué sostenemos y equipamos costosamente (con armas obsoletas, por cierto) a ese glorioso ejército de 103 años? @MariodeValdivia |