Fervor Guadalupano

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Tere MORA GUILLÉN


Diciembre 13, 2016

Este lunes, los mexicanos estamos de manteles largos para celebrar el 485 aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe. Desde el fin de semana miles de peregrinos procedentes de la República mexicana y de diversas naciones llegaron al templo mariano.

La fe mueve montañas y en un mundo convulsionado, como en el que vivimos, acudir a orar ante la morenita del cerro del Tepeyac, resulta indispensable, la mayoría asiste en busca de amparo y protección, otros van a pagar una manda, agradecer un favor recibido, y algunos más para recobrar fuerzas e iniciar de nuevo.

Lo cierto es que problemas no faltan, y por ello es importante encomendarse de manera cotidiana y en especial un día como hoy, a la virgen de Guadalupe, y rezar por el bienestar de nuestra familia; porque nuestros gobernantes sean coherentes y honestos; porque las autoridades policíacas actúen para verdaderamente combatir la delincuencia organizada; porque se erradique la impunidad; porque haya generación de empleos; porque disminuya la pobreza, porque Donald Trump actúe de manera racional, porque haya paz en México y en el resto del orbe…

Imposible citar la lista interminable de asuntos por resolver, son muchos los agradecimientos y las peticiones a la virgen de Guadalupe que tiene devotos lo mismo en México que en París, Nueva York, Israel o Japón.

También habrá que implorar a la morenita: Que nuestro país diversifique a sus socios comerciales; que se mejore el sistema de salud de los mexicanos; abatir la corrupción, disminuir los índices de contaminación ambiental; acortar el rezago en materia de educación.

Y ni qué decir del ámbito internacional, bien haríamos en pedirle a la virgen de Guadalupe que en vez de muros se edifiquen lazos de entendimiento; que se levante el bloqueo estadounidense a Cuba; que se abata la pobreza y los grandes desafíos como la degradación medioambiental, el desempleo, la inestabilidad política y la violencia.

Es seguro que la guadalupana habrá de cubrir con su manto protector a toda la humanidad; con su dulce mirada nos atenderá con compasión, y con sus amorosas manos nos cobijará cuando así se lo solicitemos. Y es que cuando de oración y fe se trata, hemos de ser constantes y afianzarnos a su mano cada día, en las buenas y en las malas.

Los mexicanos somos sumamente afortunados de tener en casa a la virgen de Guadalupe, aún así hay quienes recorren grandes distancias para visitarla. Es seguro que a todos nos escucha la madre de Dios padre, como lo es también que intercederá por atender nuestros ruegos, darnos consuelo y ser nuestra guía en cada día de nuestra vida.

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