Horizontes

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Tere MORA GUILLÉN


Diciembre 23, 2016

Las fiestas decembrinas están en puerta, y en algunos hogares católicos de nuestro México, persiste la tradición de celebrar las posadas que recuerdan el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta Belén, donde buscan un sitio para alojarse y esperar el nacimiento del niño Jesús.

Entonces hay un espíritu cálido, la unión de la familia y es el inicio de las celebraciones navideñas. Se mezclan aromas y sabores, hay quienes ya degustan del tradicional ponche de diversos frutos y canela; hasta quienes elaboran diversos platillos típicos de éstas fechas, desde bacalao, romeritos y pavo; hasta los mexicanos como son: pozole, tamales y buñuelos. Recetas todas ellas que de una a otra generación se van pasando. Desde luego esto, conforme al presupuesto que este año para muchos ha mermado.

Lo cierto es que huele a navidad… Tanto mercados como plazas comerciales lucen decoraciones propias de la época. Miles de foquitos cuelgan por doquier, pinos con esferas y listones metálicos, que aunados al sonido de los villancicos nos recuerdan la nostalgia, algarabía y alegría que hay en nuestro corazón.

Por desgracia en esta época hay también muchos corazones apachurrados por el dolor en nuestro país, donde cada día hay desapariciones, y la ciudadanía es rehén de la delincuencia organizada; así como en el mundo, baste con citar el conflicto en Siria: el crecimiento del estado Islámico preocupan a Rusia, Estados Unidos y Francia. El conflicto entre la India y Pakistán; la disputa entre China y Japón que pretenden tener el dominio de las islas Senkaku; la guerra civil en Ucrania. El terrorismo que recién arremete contra Alemania. Y por si poco faltara la llegada de Trump a la Casa Blanca el próximo enero.

Todo esto genera incertidumbre, temor, en ocasiones frustración y hasta rabia, ante la impotencia de sentir que en nosotros no está la solución a ninguno de los citados conflictos. Sin embargo es menester hacer un alto en el camino, tratar de pasar en lo posible una feliz navidad en compañía de nuestros seres queridos, hacer un balance de lo bueno y no tan bueno que hicimos durante el año, y tratar de dar al mal tiempo, buena cara.

Se acerca la navidad y con ello la oportunidad de tomar nuevos bríos y la esperanza de que el tiempo por venir será mejor, con el entendimiento y buena voluntad entre los seres humanos. Hagamos decretos positivos al universo, realicemos una tregua al pesimismo, a la denostación y optemos por atraer buena vibra, y aportar a nuestro mundo el amor, la amistad y la paz, tan necesarios en estos tiempos.

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