Lunes 26 de Diciembre de 2016 |
El gran problema electoral que el PRI enfrenta de cara al 2018 no sólo es en la ausencia de cuadros competitivos para la elección presidencial y la sucesión gubernamental de Puebla, sino el amplio rechazo que tiene de la población en general. En el propio PRI son conscientes de la situación, por lo que para ganar las elecciones del 2018 no sólo necesitan sumar al PVEM, como lo han venido haciendo desde el 2006, sino asegurar como aliados al Partido Nueva Alianza (Panal) y al Partido Encuentro Social (PES). Adicionalmente el PRI también requiere que los votos de los electores anti-sistema no se concentren mayoritariamente en el partido de Andrés Manuel López Obrador, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) sino que estos se repartan en uno o dos partidos o bloques de partidos. El escenario ideal para los priistas es que la votación de los mexicanos en 2018 se distribuya en cuatro tantos, a saber: un tanto para el PAN; otro para Morena; un tercero para un bloque de partidos de izquierda conformado por el PRD, Movimiento Ciudadano (MC) y el Partido del Trabajo (PT); y un último tanto para el PRI y sus partidos aliados. O en tres tercios casi iguales, con algunas variantes del modelo anterior. Sin embargo, ambos escenarios tampoco le garantizan al PRI un buen resultado. De los candidatos que se mencionan para la presidencia de la República, López Obrador, de Morena, sigue siendo el puntero; seguido de los panistas Ricardo Anaya Cortés o Margarita Zavala Gómez del Campo; rezagado en tercer lugar aparece el priista mejor posicionado, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Entre los priistas las posibilidades de que Osorio Chong sea finalmente nominado candidato presidencial se ven cuesta arriba. Su estancamiento en las encuestas hace suponer a no pocos analistas que el presidente Enrique Peña Nieto podría optar por otro aspirante con un perfil más ciudadano o menos vinculado al priismo duro, como el secretario de Hacienda José Antonio Meade. La situación en Puebla no es muy diferente del escenario nacional. Locamente el PRI como partido es superado por el PAN y por Morena y de su lista de aspirantes a la gubernatura para 2018 no hay ninguno que despunte por encima de los demás. Juan Carlos Lastiri Quirós, subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Sedatu, y Enrique Doger Guerrero, del IMSS, se perfilan como los favoritos para obtener la candidatura del PRI a la gubernatura. El primero es poco conocido y tiene bajos niveles de confianza y aprobación; el segundo, en cambio, es más conocido, pero al evaluarlo entre los votantes son más las opiniones negativas que las positivas sobre su persona. El mayor problema es que las posibilidades que ambos tienen de captar el voto switcher o de los ciudadanos sin partido son muy limitadas. Para ganar el PRI la gubernatura de Puebla en 2018 necesita no sólo de su voto duro, sino del sufragio de los ciudadanos sin partido, de los electores volátiles que hoy no ven en los candidatos del tricolor una opción de cambio para mejorar. periodistasoy@hotmail.com @periodistasoy https://m.facebook.com/RodolfoRuizOficial/ |