El Lado V de las Narcoseries

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América Méndez


Diciembre 26, 2016

Mucho se ha hablado de las narcoseries, que si son malas porque hacen apología del crimen organizado y la violencia, que si son un mal ejemplo para los niños y jóvenes porque enaltecen a criminales, que si deberían ser censuradas y reguladas por el gobierno, etcétera. No es mi intención discernir esas cuestiones morales y de expresión, mi objetivo apunta hacia otros terrenos.

En esta ocasión quiero compartir con ustedes el Lado V de las narcoseries, o lo que es lo mismo, el Lado Verídico que sirve como contexto de estas historias ficticias que guardan mucha semejanza con la realidad (a veces más de la que quisiéramos). Pareciera que ver una narcoserie es equivalente a ver el noticiario de la noche, sólo que con una gran dosis de malos efectos especiales, pero con un contexto político-social intacto.

Recuerdo que la primera narcoserie que vi fue La Reina del Sur, al principio me pareció entretenida por todas las aventuras de contrabando y amor que vivía en Europa Teresa Mendoza, una narcotraficante mexicana; ahondando un poco más, descubrí que esta historia se había basado en el libro homónimo escrito por el español Arturo Pérez-Reverte y, a su vez, el autor se había inspirado en Camelia la Texana.

¿Quién fue Camelia? En la década de los 70, Ángel González escribió un narcocorrido llamado Contrabando y Traición, en él relata las andanzas de una pareja de narcotraficantes y amantes: Camelia y Emilio Varela, ellos buscaban las formas más asombrosas para cruzar la droga de Tijuana a Estados Unidos, aunque muchos afirman que los personajes son ficticios, otros alegan que sí existieron y así es como se convirtieron en leyenda. En 2014 se estrenó la serie Camelia la Texana, los personajes principales estuvieron a cargo de Sara Maldonado y Erik Hayser.

En esta serie hay una teoría sobre el origen del narcotráfico en México, en ella se afirma que floreció gracias a la llegada de los chinos a Sinaloa, sí, al parecer los chinos no sólo nos enseñaron el bello arte de cultivar lichis, sino que apostaron por productos más enervantes. De hecho, hasta hay un artículo publicado por el investigador Froylán Enciso Higuera titulado Made in Sinaloa: From the Regional to the Global History of the Mexican War on Drugs, 1909-1985, donde se sostiene esta premisa. 

Dicha investigación, nos remonta a principios del siglo 20, todo comenzó porque un chino practicaba la medicina naturista y su "recetario" no solo abarcaba las verduritas típicas que agregamos al caldo de gallina, también incluía amapolas. Pero de utilizar estas plantas con fines medicinales, todo se salió de control hasta terminar en un negocio redondo donde estaban involucrados narcotraficantes, políticos y el ejército.

Una de las series de este corte que más se ha nutrido de hechos verídicos es El Señor de los Cielos (al menos las tres primeras temporadas). En varios capítulos se muestra la pugna constante de periodistas y reporteros de izquierda, que buscan a toda costa exponer los lazos estrechos entre políticos y narcotraficantes, pero en el camino muchos son asesinados y otros, por miedo a correr la misma suerte, deciden desertar de su labor informativa.

Otro punto interesante de esta serie es cuando Doña Alba, la mamá de Aurelio Casillas (El Señor de los Cielos), cae en cuenta (a la fuerza) que sus hijos (Aurelio y Chacorta) se convirtieron en narcotraficantes y asesinos por su culpa, ya que a temprana edad, cuando sus vástagos se enfrentan a la orfandad paterna, ella los envía a trabajar al trasiego con un importante narco de la localidad, con el tiempo la matriarca cosecha amargos frutos, entre ellos la muerte de uno de sus hijos a manos del archienemigo de la familia Casillas.

Pero no siempre la familia orilla a los hijos a esa vida, a veces otro tipo de circunstancias y personas influyen. Yo ignoraba el término buchona hasta 2010, cuando conocí a dos sinaloenses y una saltillense, ellas me explicaron el vocablo y me quedó más claro cuando vi Sin tetas no hay paraíso, esta serie colombiana narra la vida de una menor de edad que busca seducir a los narcotraficantes más poderosos de su país y obtener fortuna, para lograrlo hace todo lo posible por operarse los senos.

Cuando la joven logra su cometido y está en la cúspide, desea salir de ese mundo violento, pero ya es demasiado tarde, quizá esta historia les suene parecida al documental Buchonas de la periodista Tiffany Roberts, pero no, estoy hablando de una narcoserie, muy parecida a la realidad, y lo más irónico es que se ajusta perfectamente a la vida de muchas jóvenes de Colombia y México.

A simple vista podría parecer que muchas narcoseries se han inspirado en hechos reales como una forma de denuncia social, quizá por oportunismo, por falta de creatividad, para tropicalizar los contenidos en una región o país y así conseguir mayor empatía, o quizá simplemente es porque la naturaleza de la ficción se construye con rastros de verdad, pues como bien diría el escritor francés, Jean Echenoz: "La ficción nunca es pura y la invención novelesca siempre es alimentada por la experiencia, ya se trate de la experiencia cotidiana o de hechos que se pueden encontrar en la vida…"

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