Cabañuelas (terribles) de 2017

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Mario DE VALDIVIA


Enero 08, 2017

La tradición de intentar predecir lo que ocurrirá meteorológicamente o en el clima, se conoce como cabañuelas. Éstas se inician con el primer día de enero y según esté el clima ese día, así será el mes, luego el día 2 será febrero, el 3 marzo, el 4 abril y así sucesivamente, hasta el 12 de enero que sería diciembre; son las de ida. Luego, las de retorno predicen que diciembre sería como el 13 de enero, noviembre como el 14, octubre como el 15 más lo que sigue. Son inexactas y obedece a una tradición popular simplemente fervorosa.

Si las cabañuelas fueran ciertas, este enero nos está anticipando un pavoroso 2017: ha iniciado, el día primero, con el apabullante aumento de gasolinas y diesel, carburantes que no son un lujo, sino que ya debían ser parte de la llamada "canasta básica" debido a que en el país circulan más de 38 millones de vehículos automotores, es decir, un auto por cada 2.8 habitantes y la población se mueve diariamente en autobuses, automóviles y motocicletas para acudir a trabajar y a las escuelas; al igual que el tránsito nacional de mercancías se hace en un 95 por ciento por carreteras, vías que el gobierno se enorgullece de "inaugurar" a diario y en las que recauda por peaje miles de millones de pesos diariamente.

Si el primero de enero se anuncian 270 tarifas diferenciadas para los hidrocarburos; el 2 de enero se anuncian aumentos al gas natural y a la electricidad; el 3 inician los disturbios y saqueos en tiendas departamentales y curiosamente se atrapan a cientos de ladrones en una eficacia policial que no se observa en los bloqueos de la CNTE, del Cártel 22 o de los ayotzinapos, por lo cual la sospecha de que es una movilización orquestada desde los aposentos del poder, ha cobrado fuerza entre la población ya vapuleada.

Pero el 4 de enero Enrique Peña Nieto asesta otro duro golpe a la política y a la diplomacia mexicanas: dice haber recibido y aceptado la renuncia de Claudia Ruiz Massieu, en una de las simulaciones mayúsculas del sexenio; luego da posesión a Luis Videgaray, el defenestrado exsecretario de Hacienda, en un brinco triunfal a la Secretaría de Relaciones Exteriores y el nuevo canciller declara irresponsablemente que no sabe nada de diplomacia, pero que va a aprender, como si la delicada tarea diplomática fuera un Nintendo.

El 5 de enero, Peña Nieto da un mensaje a la Nación, tratando de argumentar el porqué del aumento a la gasolina. Su filípica (literalmente) va enfocada en contra de Felipe Calderón, al acusar a su antecesor de haber regalado la gasolina y por eso era "tan barata", sin acordarse de que en el sexenio del panista fue el PRI de Peña el partido que se opuso a la reforma energética calderonista, cuyos fines eran la reestructura de Pemex y la revisión de precios de combustibles. Peña usó el sofisma de que el gobierno está poniendo la gasolina a niveles internacionales competitivos, como si el mercado interno del combustible estuviera compitiendo con otros países. Nadie le ha creído y nadie se explica por qué espero 4 años y 2 meses para revertir ese detalle y la indignación crece; su discurso del día 5, de fondo y entre líneas está dedicado a bloquear a Margarita Zavala y, tal vez ingenuamente favoreciendo el ascenso de López Obrador, que ya se regodea con la cabañuela de septiembre o de octubre, cuando los destapes sean inminentes.

El 6, día de los Reyes Magos, desde las coníferas del poder se filtra la nota de que Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla "practica espionaje político" (el deporte nacional de todos los gobernantes) tratando de cercar al aspirante poblano en su ímpetu de residir en Los Pinos a finales de 2018.

Nocaut: el 6 de enero, Donald Trump pide dinero al congreso gringo para construir el muro y luego cobrarlo a México, como parte de la negociación del TLC. Ésta ha sido la más fuerte bofetada a Peña, un desplante despectivo hacia el "amigo" Videgaray, impulsor de la visita de Trump. Brutales cabañuelas, parece un regreso a 1847.

 

 

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