Las graves desviaciones colectivas

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Emmanuel SHERWELL


Enero 12, 2017

En años pasados, el cardenal Carlo María Martini, SJ, dictó a la Diócesis de Milán y la sociedad entera una catequesis a través de la radio y la televisión que reflexiona sobre el significado de la última petición de la oración que Jesús compuso para los Apóstoles y para todos nosotros, es decir, el Padre Nuestro, que menciona en su parte final al mal … "y líbranos del mal", una expresión que denota en su forma más profunda y destructiva todo aquello que se aparta de lo bueno, de lo justo. Un pensamiento que en suma bondad busca evitar que una persona tenga que hacer frente al maligno, al demonio, y de todos los males, principalmente del alma.

Jesús, a la luz de los evangelios, habla del mal moral, raíz última de todos los males. Un mal moral, que en aquella época vaticinaba el fin del mundo, pero fue Él quien por su entrega, dio la salida hacia la liberación y la realización total de la humanidad. En la voz griega utilizada por san Mateo y traducida con la expresión 'mal' se entiende mejor como "perversidad, maldad", o "perverso, malvado".

María Martini, escribe que cuando se habla del mal y de lo malévolo de manera abstracta (donde se excluye al sujeto), inmediatamente surgen en nuestra mente las desviaciones individuales, es decir, los pecados: fraudes, mentiras, homicidios, robos, celos, infidelidades, venganzas. Sin embargo, añade que existe un mal aún más terrible y destructor, y es el pecado enfocado a la realidad social de nuestro tiempo, que está conformado por las graves desviaciones colectivas que se suscitan dentro de un grupo, un pueblo, una sociedad.

En nuestro contexto actual, podemos enmarcar varios de ellos: la profunda polarización de la sociedad, la excesiva violencia, el narcotráfico, el lavado de dinero, la contaminación del medio ambiente, las colonizaciones ideológicas, las injusticias sociales, la corrupción y últimamente, la insensibilidad de los gobernantes a las necesidades de la gente y los actos vandálicos perpetrados con suman violencia y descaro. ¿Cómo defendernos de estos males?

Como sociedad es mucho más difícil defendernos de estos males, porque desde hace algunos años se han venido instalando poco a poco en la cultura mexicana, llegando a formar parte del ADN de ciertos grupos sociales, eliminando el sentido de una comunidad, la verdad, el respeto, el orden y el bien común como horizonte de México. Hemos caído en un opuesto que ha muchos los ha alejado de una vida de bien, de justicia, de fidelidad y de honestidad.

Ante estos males morales, debemos con franqueza oponernos, no tolerarlos, marchar pacíficamente, alzar la voz y seguirnos sumando a esos millones de personas que desean un país mejor.

En estos últimos días, me han impresionado profundamente las desviaciones colectivas del país, actos que legitiman la insensibilidad, la injusticia, la maldad, fomentando fuertemente el odio, las divisiones sociales y la violencia que en mucho tiempo no se había visto. Confío, al igual que ustedes, en que jamás tendrán la última palabra en la historia de nuestro país.

Concluyo con una pregunta: ¿Cuáles son los males colectivos que más nos embargan y que quisiéramos resolver de México?

*Analista

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