Trump al poder: persona non grata

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Alfonso CHÁVEZ


Enero 20, 2017

El plazo se cumplió y Donald John Trump será investido como presidente de uno de los países más poderosos del mundo. Todo comenzará en el momento que declare: "Juro solemnemente que ejerceré fielmente el cargo de Presidente de Estados Unidos y haré lo mejor posible, para preservar, proteger y defender la Constitución de Estados Unidos".

El día de la investidura presidencial comienza con un servicio de adoración en las primeras horas de la mañana. Los últimos dos presidentes lo llevaron a cabo en la Iglesia Episcopal de San Juan, que se encuentra a un lado de la Casa Blanca. La tradición dicta que posteriormente el presidente saliente es visitado por el presidente electo en la residencia presidencial y juntos son trasladados al capitolio en una procesión que en algún momento fue de coches de caballos y que actualmente se realiza en los automóviles de uso oficial.

El siguiente paso se enfocará en la plataforma frente al Capitolio donde el vicepresidente realizará el siguiente declaración: "Juro solemnemente (o afirmo) que apoyaré y defenderé la Constitución de los Estados Unidos contra todos los enemigos, extranjeros y domésticos. Que tendré verdadera fe y lealtad a la misma. Que acepto esta obligación libremente, sin ninguna reserva mental ni propósito de evasión. Y que yo cumpliré fielmente los deberes de la oficina en la cual estoy a punto de entrar: Ayúdame Dios."

Acto seguido al juramento del vicepresidente se toma protesta al presidente. En un principio en el capitolio se encontraban la Cámara de Representantes, el Senado, la Corte Suprema y la Biblioteca del Congreso y ha sido hasta la fecha que la toma de protesta está a cargo del representante de la Corte Suprema. Una vez que ha rendido protesta, el nuevo presidente de Estados Unidos da un discurso a la nación el cual, desde Reagan, se pronuncia en la terraza delantera del oeste en El Capitolio. Después, tanto vicepresidente saliente como entrante es acompañado a través de un cordón militar. Lo mismo sucede para el presidente saliente y el nuevo presidente de los EE.UU. De ahí regresan al almuerzo inaugural en El Capitolio, donde se desayuna comida representativa de EE.UU, además de recibir regalos y hacer brindis sobre la nueva administración. Acto seguido al desayuno se realiza una procesión y desfile de bandas escoltando al presidente hasta la Casa Blanca. Se concluye con un Gran Baile para los invitados.

Sólo hasta hoy comienza la realidad de lo que hasta el momento han sido palabras. A partir de hoy, lo que habla Trump respecto de su gobierno puede convertirse en realidad. De la paranoia pasamos al miedo; porque antes nos lo imaginábamos y ahora sí podrá ser realidad. El asunto de todo esto es que Trump se ha convertido, en cierta manera, en persona non grata para muchos, y si bien es cierto que para muchos otros promete un cambio en los Estados Unidos, la realidad es que no vamos a conocer al lobo hasta que nos lo topemos de frente. Hasta ahorita sólo hemos estado con que "ahí viene el lobo".

Broncas con manufactureras de autos y de relaciones exteriores son palpables, con una clara línea económica que tiende a la industria sobre todo. Qué otra cosa podríamos esperar de un businessman que ve las variables desde esa perspectiva. Es claro que su intervención es representada simbólicamente y llevada a la realidad en "muros". El cuestionamiento al respecto es acerca de la errónea política que esto pudiera significar. Y hasta el momento no podíamos saber qué tan grande era el muro, y si era para él o para nosotros. Si es que habrá o no muro, si es grande o pequeño, si es para unos o para otros. Desde hoy éste ya será una realidad. A ver cómo nos va.

http://www.fronteralibre.com

* Psicólogo

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