El nuevo POTUS

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Mario DE VALDIVIA


Enero 29, 2017

Si usted quiere comunicarse con Donald Trump, hágalo por Twitter y digite @POTUS, siglas que significan "President Of The United States" (presidente de los Estados Unidos). Obtendrá rápida respuesta especialmente si es mexicano, POTUS le llenará de amenazas e insultos.

Hace nueve días que el nuevo POTUS tomó posesión, o como allá dicen y aquí mal traducen, fue su "inauguración" y desde ese día ha sido incansable en firmar "órdenes ejecutivas" en cascada, que aquí no tienen un equivalente exacto pero serían algo así como decretos presidenciales. A las orillas del Potomac no hace falta publicar en diario o periódico oficial, pero muchas de esas "ordenes" van a requerir un paso por el Congreso estadounidense, especialmente las que implican un costo para el erario o la aplicación de un impuesto nuevo; no tienen efecto de ley y pudieran ser incumplidas o desacatadas.

La historia de las "órdenes ejecutivas" data de los tiempos de Franklin D. Roosevelt, presidente de 1933 a 1945 que enfrentó la crisis económica y financiera derivada del "crack" de 1929 y luego la Segunda Guerra Mundial, de tal suerte que se diría que había urgencia de tomar decisiones trascendentes, como lo fuera el New Deal y luego el amigable trato a México en 1938 con la expropiación petrolera y los años de guerra.

Hoy en día, los mexicanos estamos esperando el cumplimiento de algunas órdenes ejecutivas, como la del gran muro o las que afectarán a trabajadores migratorios y a los llamados "dreamers" (hijos de mexicanos indocumentados nacidos en EE.UU. y que estudian en universidades americanas), así como la expulsión de inmigrantes con antecedentes penales ("criminales" llaman allá hasta a una infracción de tránsito) o el retiro de subvenciones a las "ciudades santuario", como Los Ángeles o Nueva York, cuyos alcaldes se han pronunciado a favor de inmigrantes porque éstos han engrandecido con su trabajo al país.

Hace dos días, un destacado comentarista de la NBC, Lawrence O'Donnel, describió en su programa televisivo, cómo fue humillado Donald Trump por Enrique Peña Nieto, al negar el presidente mexicano que nuestro país pagará el muro, señalando que Trump alega ser un gran negociador y exige a los gringos (blancos por supuesto) ser negociadores, pero por primera vez en sus desbordados alegatos verbales, fue vencido y el marcador va uno a cero a favor de Peña. O'Donnel exhibió a Trump en otra entrevista en la cual al preguntársele sobre los "dreamers" y las familias que pudieran desmembrarse, el magnate dijo que éstos "no debían preocuparse o atemorizarse", en abierta contradicción a sus declaraciones previas y a sus pretendidas "órdenes ejecutivas". El POTUS va evidenciado su inconsistencia.

Su famosa idea de imponer un impuesto de 20 por ciento a importaciones procedentes de México, dejó ver que desconoce la teoría económica y las reglas del comercio internacional: la medida obligaría a los contribuyentes americanos a pagar el muro, lo cual ya lo hicieron ver especialistas y periodistas, pues encarecería los productos al consumidor de ese país. Esta decisión tan discutible, muestra además que ha empezado a trastabillar en su obcecada idea de que México pague el muro que, a la postre será para ellos un verdadero obstáculo más que una solución a los problemas migratorios, inferiores en mucho al terrorismo, que no pasa por la frontera mexicana.

El POTUS sigue abriendo frentes y sigue desbocado. Hay augurios razonados de que se irá topando con frenos legislativos y escollos legales y políticos, hasta que sea sometido en camisa de fuerza y hasta que no concluirá su mandato. Esperamos eso se cumpla.

Post scriptum

Oaxaca y Puebla fueron trazadas con esmero y se construyeron casas señoriales. En la ciudad angelina ha habido protección y cuidado, preservando magníficamente la obra del Virreinato. La Antequera, otrora orgullosa, está sufriendo la incuria y descuido de gobiernos y de propietarios. La ambición motiva destrucción.

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