Consejo de la Judicatura, más de lo mismo

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Pablo RANGEL SARRELANGUE


Febrero 15, 2017

El decreto en Puebla que determina la creación del Consejo de la Judicatura al interior del Poder Judicial, como órgano administrativo de disciplina interna, significa para el foro de abogados poblanos una estructura burocrática cuya actividad representará más de lo mismo.

En efecto, adoptando las directrices del Poder Judicial de la Federación sin innovación propia, prácticamente por mandato del exgobernador Rafael Moreno Valle Rosas, los diputados locales levantaron, como de costumbre, la mano para dotar al Tribunal Superior de Justicia de un órgano de autodisciplina, cuyo control estará en manos de los mismos servidores a los que la sociedad les exige orden y desde luego, situarse en el justo medio de la balanza para conducirse en la tarea jurisdiccional.

La desfachatez con que continúan desempeñándose magistrados, jueces y secretarios al seno del tercer poder es alarmante y ha generado una competencia desleal con el foro de abogados postulantes que ven mermada su actividad litigiosa frente al cúmulo de despachos y oficinas privadas desde donde se gestionan, para sus propios intereses, una diversidad de asuntos de los deshonestos funcionarios del Poder Judicial en el estado.

Haber entregado las instituciones encargadas de administrar e impartir justicia como cuota de poder a un grupo de personajes salidos de la nada, ha significado para los morenovallistas, quizá la factura más cara que deban pagar a la sociedad en los procesos electorales que se encuentran a la vuelta de la esquina.

El engranaje que mueve al Poder Judicial del Estado opera con letargo y sometido a interés de grupo, por supuesto, nada nuevo en dicho poder, sin embargo, ello denota el grave desinterés por el esquema de justicia que siempre mostró el anterior gobernador y que prácticamente trasladó al actual mandatario.

Es incuestionable que, previo a una depurada reorganización disciplinaria en el Poder Judicial, deben dignificarse los salarios para quienes son parte activa del engranaje. He de referirme en específico al salario y estabilidad laboral de mecanógrafos, diligenciarios, comisarios, secretarios y oficiales de juzgado, quienes se mantienen prestos a la dádiva por la sinrazón de sus míseros salarios que durante estas administraciones de gobierno, lejos de obtener incrementos, han sufrido la penuria de un recorte en sus ingresos.

Desde luego, nada justifica que en los tribunales judiciales tenga que ofrecerse dádiva a un servidor público para lograr encaminar un asunto que de suyo debe ventilarse con apego a derecho, empero, sí es incuestionable que el letargo de los asuntos por las cargas laborales genera corrupción.

El Tribunal Superior de Justicia en el estado se incrementará en su masa burocrática de acuerdo con la reforma laboral recientemente aprobada, aun cuando incuestionablemente en este esquema se va a operar con el propio recurso de las juntas de conciliación y arbitraje. No obstante lo que cito debe también ampliarse el número de juzgados en materia civil y familiar puesto que para el ámbito de justicia no pueden prevalecer mezquindades como hasta ahora acontece.

Señores propietarios de la justicia en el estado, los ciudadanos estamos sabedores que se creó un Consejo de la Judicatura para emplear a personajes que sirvieron a un grupo político, mas no para verdaderamente poner orden en el Tribunal Superior de Justicia, y si no, al tiempo amable lector.

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