¡Asesinos!

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Jaime OAXACA


Febrero 21, 2017

En el extremo del rechazo de las corridas de toros, se efectuó un acto terrorista, fue una explosión en las afueras de la plaza de toros Santa María, ubicada en el barrio de La Macarena de la ciudad de Bogotá, capital de Colombia.

El acto terrorista realizado el pasado domingo 19, unas horas antes de la corrida de toros, tuvo consecuencia de 30 heridos, 6 muy graves, uno de ellos se reporta con una lesión que implica la pérdida de ambos ojos. Se había informado de un policía muerto, todo indica que no fue así; sin embargo, existe la posibilidad que fallezcan quienes están gravemente heridos.

A pesar de los pesares, la corrida, última de feria, se efectuó. Un encierro de Santa Bárbara bien presentado para tres diestros colombianos: el bogotano Ramsés, quien resultó el triunfador de la tarde al desorejar al cierraplaza; el cucuteño Sebastián Vargas obtuvo una oreja del cuarto, en el primero dio una vuelta al ruedo y Cristóbal Pardo, oriundo de Caldas, fue silenciado

La feria de La Libertad constó de cinco corridas. Inició el domingo 22 de enero, fecha que se reabría la plaza, antes de arrancar el paseíllo tocaron el himno nacional y el himno de la ciudad de Bogotá; los aficionados gritaron ¡Libertad, libertad! Hubo una lona que cubrió el ruedo con la inscripción: "Libertad, respeto y derecho".

La última corrida de la feria, llamada de La Libertad, fue la del día del atentado.

El alcalde capitalino Enrique Peñalosa deslinda a los antitaurinos y animalistas de la explosión, menciona que tuvo que ser un grupo terrorista porque se colocó una carga de explosivos que fue detonado por medio de un teléfono celular. No obstante, es alta la posibilidad de que en ese grupo terrorista haya algunos antitaurinos, activistas violentos con un afán enfermizo de acabar con la tauromaquia.

Durante las cinco corridas de la feria de la libertad, los aficionados tuvieron que soportar agresiones físicas de algunos salvajes que se hacen llamar antitaurinos. Permitir ese tipo de actividades, solapando delincuentes, es una forma de fomentar la violencia.

Las autoridades colombianas se han portado muy blandas con los que transgreden la ley, empezando con el alcalde anterior, un tal Gustavo PetroUrrego, quien desobedeció el acuerdo de abrir la plaza de toros sin que lo sancionaran.

El actual, Peñalosa Londoño, tiene todo el derecho de declarar que no le gustan las corridas de toros, pero no puede hacerse de la vista gorda al permitir que activistas antitaurinos agredan sin recibir un castigo. Ya basta de que la ley los solape.

Estos activistas asesinos, son gente enferma, insensata, quienes con tal de imponer sus ideas son capaces de matar y lesionar, de dejar incapacitadas a personas para el resto de su vida.

Los violentos agresores pregonan que los toreros y los aficionados a la fiesta son unos salvajes, los irracionales son ellos, que con el pretexto de salvar la vida de animales, matan seres humanos.

Este absurdo exceso de la defensa de animales, lo explica el filósofo español Fernando Savater así, "La baja popularidad de los toros se debe al cambio de una sociedad de lo rural a lo urbano. La gente hoy está cada vez más separada de los animales, y hasta los zoológicos son mal vistos. Hoy los animales han sido convertidos en "animalitos"; el tigre de bengala, el tiburón blanco, todos ya son enanitos. Ya ninguno puede causar daño al hombre. Ahora los animales son tratados como si fueran humanos, por ejemplo, los personajes de dibujos animados son animalitos de Walt Disney que hablan, se quejan, se ríen".

Si la fiesta de los toros es cultura, tradición, historia, no son argumentos contra asesinos, gente irracional que con tal de salirse con la suya son capaces de matar.

Matar gente nada tiene que ver con la tauromaquia. Sólo un bárbaro no distingue entre un humano y un animal, dice Savater. La cárcel es el lugar de todos esos.

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