Cuando la inseguridad pública sigue cobrando víctimas, día con día, Policía Estatal y Municipal prevalecen en su intención de montar retenes al interior de la ciudad persiguiendo propiamente al ciudadano que realiza su labor cotidiana, la cual de suyo es gravosa por la situación económica en la que se encuentra el país.

En efecto, los otrora agentes de vialidad se han convertido en un verdadero tormento para el ciudadano que debe lidiar con una serie de obras en las diversas calles de la ciudad, donde se localizan personas que han encontrado sustento económica realizando los señalamientos viales que corresponden hacer a quienes con nuestros impuestos les cubrimos un salario.

Los asaltos a cuentahabientes y a los diversos establecimientos comerciales son el pan nuestro de cada día y aun cuando el gobernador del estado y el munícipe de la capital se consideran llenos de gloria por entregar a los cuerpos policiacos patrullas y uniformes, tal paliativo no se refleja en lo más mínimo en la seguridad pública que sigue siendo un fuerte reclamo de los poblanos.

La notoria inexperiencia del nuevo titular de la Secretaria de Seguridad Pública se evidencia por doquier, ya que es un reducido grupo de mandos policiacos los que tienen azorada la capital del estado.

El número de emergencia 911, resultó como todo, más de lo mismo, puesto que no es un centro autónomo desde donde se canalice en forma inmediata y directa la emergencia debido a que se trata, más bien, de un centro de recepción de llamadas donde se deja al ciudadano en un compás de espera para canalizarlo a otra estructura burocrática que simplemente interroga sin resultados inmediatos.

La cercanía social que el gobernador José Antonio Gali Fayad dice tener, es tan sólo propia de sus ceremonias y mítines organizados por quienes le rodean y lo acercan no con el pueblo ávido de justicia y seguridad, sino con las comparsas de siempre, es decir, con aquellos que en procesión llegaban cuando estaba en campaña, misma que parece no haber terminado.

Y ya que hablamos de campañas, no puede pasar por desapercibido para el autor de estas líneas la presencia en Puebla de quien lidera las encuestas para la presidencia de la República, es decir, Andrés Manuel López Obrador, a quien hasta los azules ahora simulan seguir.

La llegada a la capital del líder nacional de Morena, llevó a los que no pueden dejar de vivir del presupuesto a buscar un acercamiento con AMLO, a quién ofrecieron capital político e incluso económico, sin embargo, qué lejos están quienes ahora buscan cercanía con el Peje, de saber la perfecta ubicación que éste tiene de ellos, pero además de comprender que el Movimiento de Regeneración Nacional conoce las finas intenciones de contención de voto que se pretende desde el morenovallismo, donde se trabaja en tres directrices, es decir, de división al interior del priismo local y de apoderamiento del PRD, desconcertando, por último, al electorado de Morena, con la supuesta cercanía de AMLO a ciertos panistas.

Ni qué decir de las candidaturas independientes en Puebla, pues estas denotan presión al interior del priismo local y, desde luego, la voracidad por obligadamente ser candidato a la gubernatura del estado.

Incuestionablemente que la nota futura la dará Morena, pues en esta ocasión, lejos de presentar como candidato a un perfecto desconocido, muy probablemente llegue un viejo conocido, quien no tuvo necesidad de subirse al estrado y buscar cercanía con AMLO, ya que por el contrario fue el Peje quien lo buscó, pero de ello comentaremos oportunamente.

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