Propuestas para una ciudad astuta

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Daniel SAVEDRA OLIVO


Febrero 26, 2017

Las ciudades inteligentes son aquellas que, a través de tecnologías de información y comunicación, prometen enfrentar los retos del nuevo siglo.

Proveniente del idioma inglés, smart city es un término que se introdujo desde mediados del siglo pasado y que desde hace una década la empresa IBM retomó y catapultó para captar nuevos clientes ya no en el mercado minorista, sino en grandes proyectos con gobiernos e instituciones.

Ejemplos de proyectos se pueden ver por todo el mundo, como conectar toda la ciudad y sus sistemas de transporte público en una sola red, con lo que gobiernos como los de Singapur pueden responder inmediatamente ante necesidades de movilidad.

Pero en Puebla, poco vemos de estas ciudades inteligentes, y está bien. Creo que en la traducción perdimos un significado que no tiene que ver con la inteligencia, sino con la astucia. La diferencia está en que la inteligencia busca comprender algo, mientras que la astucia es esa habilidad que tenemos para lograr un fin de forma artificiosa.

Pero, ¿cuál es el fin de la ciudad?, ¿por qué vivimos en ellas? En la época Medieval el sentido de vivir en núcleos amurallados era buscar protección de batallas, muchas veces sin sentido entre feudos. Ya en el Renacimiento, con las catedrales, las ciudades buscaban acercar a las personas con Dios, incluso en la Conquista, las ciudades tenían que ver con evangelizar a indígenas. Hoy, ¿qué hace tan atractivo que la gente deje zonas rurales para venir a estas urbes dispersas? Coincidiremos en que lo hacemos por las oportunidades; de encontrar mejores trabajos, de emprender pequeños negocios, y más.

Si bien las oportunidades están ahí, hemos convertido nuestra ciudad en un caos que cada vez avanza menos y deja más pendientes que progreso.

La astucia entonces, debería ayudarnos a mejorar las ciudades, no a crear sistemas complicados, sino banqueta por banqueta detectar dónde están esas oportunidades. Sin embargo, aquí es lo complejo. Hoy, universidades, gobierno o ciudadanos, no conocemos ni la mitad de todas las propuestas, problemáticas e ideas que existen en una ciudad. Y es que las únicas personas que pueden detectar problemas y retos son los ciudadanos. Sólo el habitante de una colonia puede detectar problemas y proponer ideas para resolverlos.

Es necesario e imperante generar una base de datos, un portafolio o mapa con ideas y propuestas. Imaginen comenzar a tener mega datos sobre qué hace falta en una zona en particular, por ejemplo, si en el norte el común denominador es que buscan áreas verdes, o que en el poniente de la ciudad necesitan con urgencia un medio de transporte más rápido. No podemos dejar que esto dependa siempre de gobierno o del análisis que hacen institutos públicos, debemos ayudar y apoyar al conocimiento colectivo. Resulta difícil en una sociedad en la que participamos poco y nos desenvolvemos aún menos, pero no por ello imposible.

Por eso lanzo las siguientes preguntas: ¿cómo podemos registrar, mapear y analizar todas las ideas de todos los habitantes de una ciudad?, ¿cómo entender las problemáticas y oportunidades de cada calle? Y en caso de poder hacerlo, ¿cómo acercar estas propuestas a las instituciones para que se desarrollen?

No lo sabemos, aunque conocemos herramientas que comenzamos a gestar en la Universidad; sin embargo, estamos seguros que en la suma de miles de ideas, está la respuesta. Las ciudades astutas deben buscar escuchar a los ciudadanos, y poder mapear sus ideas y opiniones sobre el espacio que habitan. Les hago una invitación para que se acerquen conmigo para presentar sus ideas, leerlas y avanzar en la formación de un gran portafolio de propuestas que vuelvan a Puebla en una ciudad astuta.

*Profesor de Cátedra del Tecnológico de Monterrey en Puebla.

**Las opiniones vertidas en este espacio no reflejan el ideario del Tecnológico de Monterrey en Puebla.

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@dansavedra

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