Ir más allá de nosotros mismos

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Emmanuel SHERWELL


Marzo 10, 2017

La pobreza en México sigue siendo una constante. Cada vez se hace notar más, es creciente y para este 2017 el escenario económico se ve complicado, generando con ello serias dificultades en millones de personas y hogares de México para mantener al menos, el nivel de bienestar o de adquisición de productos que en este momento tienen.

Son más de 55 millones de personas en situación de pobreza, de los cuales 23 millones no pueden comprar la canasta básica aunque reciban el salario mínimo. En otro orden de ideas, uno de cada dos mexicanos vive en situación de pobreza.

Expertos en materia económica advierten que existe el riesgo de una nueva oleada de empobrecimiento nacional, debido a la alza de precios tanto, de combustibles como de alimentos, que harán que el aumento al salario mínimo sea insuficiente, que no tenga ningún efecto. En las expectativas futuras, se expresa, existirá más gente trabajando con salarios mínimos, más gente con escasos conocimientos, más gente sin cultura que no tendrá un futuro seguro y tranquilo en su nivel económico.

Los límites de pobreza en que viven millones de mexicanos son frágiles. Una pobreza que constantemente crece en lo rural y lo urbano, que está emigrando en las generaciones, teniendo su mayor efecto en la desnutrición, en la falta de acceso a la salud, seguridad social y en mejores oportunidades para un mayor bienestar educativo y de vivienda.

Hoy la pobreza es palpable, una muestra de ello es la amplia población que observamos en situación de calle. ¿Has notado cuántos de ellos son familias?, o ¿cuántos son niños?, o ¿cuántos de ellos son jóvenes?, o ¿cuántos son adultos mayores?, o ¿cuántos de ellos son indígenas? Es casi imposible no notarlos parados en cada esquina o crucero, ya sea para pedir una moneda, limpiar parabrisas, vendiendo mazapanes o incluso haciendo malabares con piedras o naranjas. Y en la otra cara de la moneda, ¿qué observamos?, un grupo de cuantos, los llamados "millonarios" incrementando sus fortunas. La atracción por muchos de ellos en la acumulación y la riqueza, dominados por el afán de poseer más ante la complacencia de las regulaciones, autoridades públicas y negocios privados.

La pobreza en México, manifiesta desde hace muchos años, es un problema de justicia distributiva que ha hecho casi imposible la realización de un humanismo donde las personas y la sociedad puedan ser más y que vivan en mejores condiciones humanas.

La actual situación en nuestro país, es un llamado a reafirmarnos en el principio de la solidaridad y subsidiariedad, principios suficientes que pueden estimular por un lado en los gobiernos, un espíritu de iniciativa con ecosistemas favorables para las empresas, creando instituciones sólidas que les ayuden a superar los obstáculos y con un entorno favorable para los emprendedores. Y por el otro lado, en nosotros en poder mirar a la pobreza no como un problema, sino como un camino en el que por medio de nuestro justo desprendimiento de lo que no se necesita realmente, podemos lograr una ruta hacia un mejor futuro, más solidario, más subsidiario y sobretodo más humano.

Hay que avivar la ruta hacia el verdadero progreso humano y social, que alcance a todos, pero en especial a los más pobres, destinando a producir beneficios para sustentar su vida de una manera más digna. Ante la pobreza de millones de hombres y mujeres, es momento de apelar a nuestra conciencia humana y cristiana para ir más allá de nosotros mismos, a saber renunciar a determinados bienes o proyectos personales para insertarnos en un proyecto más grande que nosotros mismos.

*Analista

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