Superación académica clamor universitario

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El trabajo realizado hasta ahora por el rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, José Alfonso Esparza Ortiz, ciertamente no representa una tarea fácil y requiere del apoyo de los directores de todas las facultades que integran la máxima casa de estudios, lo cual no sólo se estructura en base a la ubicación de personajes afines a la política del rector, si no por demás a la capacidad que aquellos habrán de tener en el ámbito académico.

Existen al interior de la BUAP facultades que han bajado considerablemente la guardia en superación académica, tal es el caso específico de la Facultad de Derecho, dentro de la que se integran cinco licenciaturas, a saber: a) Ciencias Penales, b) Consultoría Jurídica, c) Relaciones Internacionales, d) Sociología y e) Criminología.

Se controla también desde esta facultad los posgrados en derecho Civil, Laboral, Constitucional y Ciencias Penales, contando además con Doctorado y sin dejar al margen los planteles externos al interior del estado. De lo anterior se colige que la Facultad de Derecho es propiamente una inmensa estructura académica que pareciera estar olvidada por la administración central, ello por cuanto a que se ha dejado de prestar atención a una facultad que trasciende relevantemente a la sociedad.

Hoy la Facultad de Derecho se encuentra dirigida por Roberto Santa Cruz Fernández, quien la ha llevado al limbo académico, lo cual se refleja en escasos espacios laborales que hoy se permiten a los egresados de esa facultad.

Aun cuando se pudiera pensar que Santa Cruz Fernández es producto de una casualidad en la dirección de Derecho, no es así, pues su llegada es institucional y tiene dicho director una percepción superior a los sesenta mil pesos quincenales debido a una designación especial que le asigna rectoría bajo la partida 297 a la que se suma un estímulo de antigüedad superior a los doce mil pesos quincenales, según partida de rubro 726; para muchos académicos es innegable que el Doctor Santa Cruz Fernández, no demuestra con su labor merecer tan altos salarios, desde luego, ello al margen de la denominada caja chica que cada director maneja en su facultad y de la que nunca se evidencia destino específico.

En efecto, en la actualidad en la Facultad de Derecho, un docente de medio tiempo tiene una percepción económica que no rebasa los nueve mil pesos mensuales, en tanto que un académico asociado tiempo completo "B", apenas alcanza los veinte mil pesos de salario mensual lo cual es absurdo si estos académicos tienen estudios de maestría y doctorado respectivamente.

Han pasado aquellos tiempos cuando en la ya Institucionalizada BUAP, en su Facultad de Derecho se realizaba obra pública con recursos propios provenientes de cursos, diplomados, exámenes profesionales, seminarios etc. Sobre lo que cito últimamente se dice con gran cercanía a la certeza que los recursos propios generados en dicha facultad llegaban a superar 25 millones de pesos debidamente distribuidos en obra pública; luego entonces, el cuestionamiento clave es, ¿qué está pasando?

En la Facultad de Derecho existe hartazgo y el rector lo sabe, por ello ha manejado sigilosamente la elección de consejeros, lo que sin duda es suficiente para garantizar su reelección, sin embargo, no para elevar el nivel académico en Derecho, mismo que, como se advierte, no proviene de la simplicidad de contar con maestría y doctorado ya que son múltiples las quejas de alumnos respecto a "catedráticos", que van a relatarles sus vivencias litigiosas y hacer alarde de sus pasadas vidas en la función pública de donde emigraron por oscuras razones.

La oposición real al acontecer en leyes, es de un antiguo grupo político denominado los "MUPIS", donde no más de cinco académicos mantienen un perfil crítico pero disperso, sin un proyecto debidamente estructurado como suele acontecer en los movimientos de izquierda en el país. Desde rectoría el delfín tiene nombre, se trata del maestro Oscar Montiel, quien debe lidiar con un reticente grupo de exburócratas priistas, lo cual en apariencia es fácil, sin embargo, mientras en la Facultad de Derecho subsista el interés simple de control y poder, es incuestionable que la superación académica seguirá estando en un tercer plano.

Quizá de entre los únicos personajes con marcada experiencia docente, de política universitaria e investigación, subsista el doctor Arturo Rivera Pineda, empero se afirma que el maestro Rivera Pineda, adolece de una condición humana, relevante para el trato universitario, esto es humildad, aspecto que siendo superable lo puede llevar a estructurar un grupo interesante en la Facultad de Derecho.

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