El 8 de marzo se conmemoró un año más de la lucha que hemos emprendido las mujeres en la búsqueda y reconocimiento de nuestros derechos, en la que muchas estamos participando, desde los distintos espacios que ocupamos, en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Sin embargo, debo hacer hincapié en algunas que han sido partícipes de distintos movimientos sociales suscitados los últimos años en nuestro estado, Puebla, las cuales están sin reconocimiento de la sociedad.

Existen mujeres poblanas que desde diferentes espacios han tenido que enfrentar la arbitrariedad del poder del Estado, algunas consideradas presas políticas, y a quienes, tengo claro, deben reconocerse, principalmente por su valor y fortaleza para luchar por una vida más justa e igualitaria, donde permee el respeto a los derechos humanos de todas y todos.

En general, la situación de las siguientes compañeras refleja el activismo, la resistencia y el empoderamiento que hemos ido asumiendo en los movimientos sociales. Muchas han sido discriminadas, amenazadas, intimidadas, violentadas y hasta recluidas; su único delito: protestar, alzar la voz, defender la tierra, solidarizarse y organizarse para hacer frente a la arbitrariedad de poder que se vivió en los últimos años bajo el gobierno de Rafael Moreno Valle en Puebla.

En agosto de 2011 cuando fueron apresadas en un desalojo violento y sin orden judicial en el predio de la ex Hacienda de Atlamajac, Chignahuapan, Araceli Zamora López, Artemia León Moreno, Mónica Carmen Sánchez León, Guadalupe Rodríguez, María Leonor Mota Rivera, Anita Tapia Rivera, Julia Barrera Hernández, María Armindelia González Islas y Alejandra Rodríguez Huerta.

En marzo de 2013 fue detenida en Francisco Z. Mena Consuelo Villarreal Rodríguez, por exigir la reparación de una carretera que había sido dañada por maquinaria pesada de Pemex, que se había comprometido a repararla y no había cumplido. En este mismo mes también se detuvo a María Porfiria Jerónimo Flores Tlamintzi, una luchadora social de 70 años de edad acusada de despojo de tierras, interceptada mientras participaba en una manifestación.

En julio de 2013 en San Antonio Cacalotepc se detuvo a Juana Macuil Coyotl, Angélica Macuil Coyotl, Josefina Coyotl Netzahualcóyotl y María de los Ángeles Coyotl Nava, por reclamar un mejor servicio en el sistema RUTA; se les imputaron cargos como daño a propiedad privada y motín. Y en diciembre, María del Socorro Rufina Islas Celestino fue encarcelada un par de horas por el presidente municipal de Tlachichuca, Iván Jonathan Coyantes, por cuestionarle al exgobernador Rafael Moreno Valle, el destino de los apoyos sociales dirigidos municipio.

En Atzitzihuacan, en febrero de 2014, fue detenida Elvia Velázquez Ramírez, en primer lugar por exigir el esclarecimiento del proceso electoral para presidente municipal, y en segundo por oponerse al Proyecto Integral Morelos y la instalación del gasoducto. Este mismo año, pero en abril, Enedina Rosas Vélez, fue arrestada por oponerse abiertamente al megaproyecto del gasoducto. Era presidenta del comisariado ejidal de San Felipe Xonacayucan y en su negativa de vender terrenos ejidales fue apresada bajo cargos falsos. Para mayo de 2014 fue acusada de participar en la quema de una patrulla en un operativo contra los mototaxis Casilda Dávalos Pajarito. Su detención se dio de forma arbitraria e incluso se intimidó a sus familiares para que el caso no se hiciera público.

Otros casos más son el de la maestra Silvia Jiménez González quien se manifestó en un evento público donde participó Moreno Valle: mostró una cartulina en alusión a la defensa de los pueblos y la libertad de los presos políticos, esto le bastó para ser perseguida, removida de su lugar de trabajo y enviada a una zona más alejada.

Rita Amador fue otra mujer hostigada de manera incesante por Moreno Valle en su persecución y represión hacia la Unión Popular de Vendedores Ambulantes (UPVA) 28 de Octubre. Posteriormente se transformó en un referente de la lucha en contra de los presos político en el sexenio. Elia Tamayo, es otro ejemplo de lucha, mostró su fortaleza ante los atropellos cometidos por Moreno Valle después de los hechos ocurridos en San Bernardino Chalchihuapan, y se volvió una mujer que concentro la voz de protesta de muchos poblanos frente a las arbitrariedades y abuso de poder del morenovallismo.

Ahora, estas mujeres son un ejemplo de dignidad, pero sobre todo de lucha, por lo que hay que tener presente que la vida pública también es de nosotras, debemos apropiárnosla y transformarla, y para ello debemos organizarnos, fortalecernos, vencer el miedo de salir a las calles y tomar en todos los espacios públicos el lugar que nos corresponde.