Martes 28 de Marzo de 2017 |
En la memoria de las y los periodistas asesinados en México. "Sin la vida de ustedes, sin la vida de los medios, la democracia está en riesgo."
La democracia es un concepto complejo de analizar; sin embargo, parto de dos premisas para abordarlo: 1) La democracia es útil para entender la relación entre política, poder, medios de comunicación y opinión pública. La política no existiría si no hubiera comunicación entre los miembros de una sociedad (ciudadanos, empresarios, políticos, líderes de opinión, iglesia, etcétera); y para que la haya, los medios de comunicación se convierten en actores fundamentales de la democracia, pues nos permiten conocer qué está pasando en el país y nos informan de hechos que como ciudadanos tenemos derecho a saber o queremos conocer, particularmente cuando se trata de decisiones que afectan a todos, como las decisiones del gobierno o cuando poderes fácticos, como los grupos del crimen organizado, condicionan nuestra libertad o la vida de los periodistas. 2) La democracia permite validar y legitimar los regímenes políticos contemporáneos, es decir, estudiarla implica separar a los países democráticos de los no democráticos, a partir de ciertos valores como la igualdad, la libertad y la justicia; o criterios como el de pluralidad política en la lucha por el poder, la alternancia política en el ejercicio del mismo, e indicadores que permiten medir el funcionamiento de las instituciones. En una democracia contemporánea, o poliarquía, como la denominó un gran teórico de la democracia, Robert Dahl, las instituciones deben contar con requisitos básicos: 1) autoridades elegidas, 2) elecciones libres y limpias, 3) sufragio incluyente, 4) derecho a intentar ser elegido, 5) libertad de expresión, 6) derecho a buscar información alternativa; y, 7) autonomía asociativa. El ejercicio pleno de derechos y libertades civiles es posible en un Estado de derecho, en el que los miembros de la sociedad están gobernados por leyes establecidas de forma democrática que buscan proteger los derechos de las personas; incluyendo la capacidad estatal de garantizar la libertad de expresión, donde el periodismo debería ser una profesión, que como cualquier otra, le permita a una persona tener un modo honesto de vida, sin presión o censura por parte del Estado o de poderes fácticos, como el crimen organizado. Un déficit social de la democracia implica una falta de respuesta del gobierno a las necesidades, demandas y expectativas de la población en términos de seguridad, empleo, educación, salud, etcétera. Según Leonardo Morlino, una respuesta satisfactoria de los gobernantes a las demandas de los gobernados se traduce en mayor satisfacción y confianza en las instituciones democráticas, pero su incumplimiento se traduce en mayor distanciamiento con los gobiernos y desconfianza hacia ellos. Otro problema para la consolidación democrática es el debilitamiento del Estado de derecho; Guillermo O'Donnell denomina esto como la "ausencia del estado legal", en el que las leyes formalmente vigentes son aplicadas ocasionalmente o de modo intermitente y diferencial por la corrupción. Siendo más grave que la incapacidad de respuesta del Estado, la capacidad de control de los poderes fácticos que cogobiernan en un territorio con un sistema legal informal incluso más efectivo que el estatal, a través de grupos armados, un sistema de recaudación operado con el secuestro o la extorsión. Organizaciones que compiten por el monopolio legítimo de la violencia en el país, imponiendo su ley mediante la coerción y corrupción sobre las fuerzas del Estado, generando un clima de miedo en la población, a través de ejecuciones de periodistas. Escenario preocupante para México, pues la vida de los periodistas condiciona la vida de los medios, y ésta a su vez, la de un Estado democrático. Mientras tanto, somos parcialmente libres. info@reconstruyendociudadania.org @floresm_mx *Politóloga del Tecnológico de Monterrey en Puebla |