Hoy, 2 de abril de 2017 se conmemoran 150 años del sitio y toma de Puebla por el General de División Porfirio Díaz. Cinco años antes, en 1862, como General de Brigada había participado en la Batalla del 5 de mayo y fue en realidad el artífice que permitió colmar de gloria a Ignacio Zaragoza.

Zaragoza se expresaba negativamente de los habitantes de la ciudad, los acusaba ante Juárez de ser colaboracionistas de los franceses y llegó a decir: "Qué bueno sería quemar a Puebla" en carta al Ministro de la Guerra el 9 de mayo de 1862. No sabemos si es un elogio o una burla irónica llamar a esta gran ciudad "de Zaragoza" y haberle borrado el bello apelativo original "de los Ángeles".

Después del 5 de mayo, Puebla fue asediada por tropas francesas y finalmente tomada y ocupada por casi cinco años. Era el reducto imperialista por excelencia y bastión emblemático para el gobierno de Maximiliano de Habsburgo.

Porfirio Díaz, preso al caer la ciudad en 1863, pudo escapar y conjuntar hombres para intentar reorganizar al diezmado Ejército de Oriente, pero fue derrotado en Oaxaca, nuevamente fue enviado a Puebla como prisionero, pero en 1865 logró un espectacular escape y ahora sí, reorganizaba no sin grandes esfuerzos al Ejército Republicano Línea de Oriente. Reclutó hombres e hizo campaña por el sur de Puebla, por Guerrero, por Oaxaca y tras rutilante campaña logró en 1866 resonantes triunfos en 1866: Miahuatlán, La Carbonera y el 31 de octubre recuperaba Oaxaca, su ciudad natal y desde ahí prepararía estratégicamente el gran operativo para recupera la ciudad de Puebla.

Con gran sentido de organización y con tácticas de doctrina militar avanzadas estableció su cuartel general en Acatlán a principios de 1867 y cuidadosamente fue avanzando hasta sitiar la ciudad y, desde el Cerro de San Juan, donde fue hospedado por Don Manuel María de Zamacona, dirigió en la madrugada del 2 de abril el asalto, comenzado con un falso ataque al convento del Carmen y continuar por los barrios del Alto, la Luz, la plazuela de San Agustín y la calle de Siempreviva, hasta culminar en el zócalo, ante la hermosa catedral como testigo.

Días antes, Mariano Escobedo, comandante del Ejército del Norte se disponía sitiar Querétaro, donde se había refugiado Maximiliano huyendo de Porfirio Díaz. Pero Escobedo estaba consciente que con su poca organizada tropa podría tomar la ciudad y por ello pidió auxilio a Porfirio Díaz, quien generosamente envió a una división de 6 mil hombres al frente del general poblano Juan N Méndez para reforzar a Escobedo. Este hecho, poco reconocido, fue factor para que Querétaro cayera ante tropas republicanas. Sin duda, Porfirio Díaz no sólo triunfaba en Puebla, sino que su apoyo permitió también la toma de Querétaro y la detención de Maximiliano, Miramón y Mejía.

Díaz siguió triunfando en San Lorenzo, San Diego Notario hasta recuperar la Ciudad de México el 21 de junio de 1867 y entregar la capital a Juárez en julio 15. Porfirio Díaz salvó a la República. Juárez nunca quiso agradecer ni reconocer al militar con más triunfos y méritos en la historia de nuestras fuerzas armadas.

Celebramos que hoy, la Secretaría de la Defensa Nacional y el Gobierno del Estado de Puebla, conmemoren la Toma de Puebla. Una solemne ceremonia tendrá lugar en el antiguo convento de San Javier, luego fortaleza militar y finalmente cárcel inaugurada el 2 de abril de 1981 por el Presidente Porfirio Díaz, quien amaba Puebla y la colmó de honores y obra pública, a diferencia de Ignacio Zaragoza, que odiaba esta gran ciudad. Culmina el homenaje con un desfile militar.

Es tarea de investigadores, historiadores, cronistas y quienes divulgamos conocimientos, dar a conocer la verdad y colocar en su justo sitio y dimensión a los hombres que nos dieron Patria y Libertad, uno de ellos, desconocido por la mezquindad del oficialismo es Porfirio Díaz, el más brillante militar y el mejor Presidente que ha tenido México.

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