Ser un profesor joven

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Daniel SAVEDRA OLIVO


Abril 02, 2017

Hoy cumplo 29 años de vida y apenas 4 siendo profesor. Me considero joven dando clases a nivel profesional, así como amigos, colegas y alumnos también.

Tiene sus ventajas, como lograr una empatía casi inmediata con los jóvenes, de poder entender lo que sienten, desde el miedo a fracasar, hasta la obstinación por creer que todo lo saben. Ver todo con entusiasmo, ayuda a plantear en jóvenes el espíritu de emprender nuevos caminos, y de guiar a nuevas perspectivas, aunque claro, siempre soportados por amigos y colegas más experimentados.

Sus desventajas son obvias, falta de experiencia. Incapacidad de liderar o ganarse el respeto de los estudiantes fácilmente. Incluso, a veces ser considerado con menor capacidad por los mismos colegas. Y está bien. Las jerarquías existen, el respeto también. En este momento se debe aprender y buscar ser mejor cada día, como para los estudiantes como para uno mismo.

Veo esta vocación y este camino como parte de mi desarrollo y como una meta, siempre quise hacerlo. Siempre admiré a cada uno de mis profesores y jefes en un punto humano más allá de lo profesional. En el caso de profesores que a veces solo ven en el aula un escape a sentirse fracasados o terminados (porque los hay) es una desilusión. Perder de vista el camino o la meta mayor puede llevar a malos resultados y frustraciones mayores. Si se hace algo, solo con pasión y gusto se puede hacer bien. Enseñar por saber mucho no es suficiente.

Hoy estoy seguro que la tarea del profesor dentro del aula, no está en enseñar. Lo veo en mi, si quiero aprender algo, lo puedo buscar en Youtube. Hoy, quienes buscamos seguir en la escuela lo hacemos porque nos gusta preguntarnos, reflexionar. La tarea del profesor dentro del aula está en despertar chispas de curiosidad, de hambre, de dudas, de inspirar. No es enseñar ni responder, sino ayudar a plantear preguntas.

Estoy convencido que la educación debe servir a dos propósitos, y dos únicamente: Brindar las herramientas al alumno para que alcance su felicidad y realización personal; así como lograr impregnar en el alumno un sentido ciudadano que incentive sus esfuerzos dirigidos a una mejoría social de su entorno. Lograr esto con clases de Dibujo Arquitectónico o Proyectos Constructivos seguro sonará imposible, pero estoy seguro que si los jóvenes pudieran captar esa sensibilidad crítica del espacio y el entorno a través del lápiz o de lo que construyen como egresados, ayudo en algo estos propósitos mayores que las Instituciones Educativas en México deberían perseguir.

Como jóvenes podemos lograrlo y transmitirlo, tenemos que dejar de temer el aula o que aún no estamos preparados para enseñar todo. No se trata de eso, sino de compartir el mundo del futuro que todos nosotros vemos. De apoyarnos en colegas experimentados que nos ayuden a lograr objetivos más grandes que lo que nosotros solos podemos lograr.

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