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Trump en acción: la incertidumbre dejó de ser teórica

Después de la victoria de Trump en noviembre pasado, pocos dudábamos que este suceso marcaría el inicio de una nueva era

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Justo después de la victoria de Trump en noviembre pasado, pocos dudábamos que este suceso marcaría el inicio de una nueva era. Muchos expresamos pesimismo en cuanto al contenido y a las implicaciones de los cambios por venir, mientras que algunos veían motivos de optimismo. Aun así, existía un consenso sobre un punto: para bien o para mal, los sucesos futuros serían particularmente impredecibles, mucho más allá del grado "normal" de incertidumbre que naturalmente impera en cualquier comunidad humana.

Tres características del candidato indicaban que sería muy difícil vislumbrar lo que tendríamos por delante en un mundo que tuviera a un Trump entre sus principales protagonistas: primero su tendencia a contradecirse, de tal manera que resultaba imposible adivinar cuál de estas múltiples "caras" se sentaría finalmente detrás del escritorio del despacho oval. Segundo, la imprecisión de sus propuestas, que dejaban muchas dudas en cuanto a las acciones concretas que se llevarían a cabo con tal de implementarlas. Tercero, su determinación para abandonar o debilitar de forma significativa ciertas reglas, principios o instituciones que representaban pilares de nuestro sistema internacional, como el libre cambio, el TLCAN o la OTAN: ¿cómo visualizar las evoluciones mundiales a corto y mediano plazo si estas referencias se desvanecían?

Frente a este alto grado de incertidumbre, lo poco que nos quedaba era considerar que su acción futura se basaría en unas ideas que repitió con tanta frecuencia a lo largo de su campaña, que llegamos a pensar que, por generales que fueran, representarían el hilo director de sus decisiones. Entre ellas el famoso Americafirst, que implicaba priorizar los asuntos domésticos sobre los temas internacionales y anunciaba un protagonismo mucho menor en el escenario global.

En sus primeras semanas, el nuevo presidente se esmeró en materializar sus anuncios de campaña más emblemáticos a nivel interno: restringir el acceso del territorio nacional a los musulmanes y desmantelar el Obamacare. Por diferentes razones, ambos intentos terminaron siendo fracasos rotundos.

Ante este escenario pantanoso, es probable que Trump haya considerado que una acción más determinada en el plano internacional permitiría dejar sus dificultades internas a un segundo plano. Como consecuencia, dio una vuelta de 180 grados respecto a su intención anterior de centrarse primordialmente en el campo nacional y contradijo de forma tajante varios de sus compromisos anteriores.

¿Había tachado la OTAN de "obsoleta" en su momento? Ya no la consideraba así, supuestamente porque él había logrado convencer a esta organización que el terrorismo era una amenaza (algo que la OTAN reconoce abiertamente desde por lo menos 1999, cuando publicó su "nuevo concepto estratégico").

¿Había acusado a China de manipular su propia moneda para fines comerciales? Un reciente encuentro con Xi Jinping fue suficiente para convencerse que no era el caso.

¿Bachar al-Asad iba a ser un aliado en la lucha contra el Estado Islámico? Pocos días después de haber reiterado esta posición y por primera vez desde el inicio del conflicto, Estados Unidos bombardeó una posición militar del régimen sirio, en respuesta a un ataque químico contra civiles que supuestamente había dejado a Trump escandalizado hasta el más profundo de su ser.

¿Moscú y Washington iban a poder colaborar para enfrentar juntos los grandes desafíos de este mundo? El conflicto sirio ha aumentado la distancia entre las dos grandes potencias mucho más allá de lo que era bajo Obama.

¿Japón y Corea del Sur tenían que encarar el reto norcoreano por su cuenta? Trump ahora asevera que "todas las opciones están sobre la mesa" para impedir más avances en el programa nuclear de Pyongyang. Un portaviones estadounidense se dirige hacia la península para respaldar estas palabras.

En sí, tanto la rapidez como la profundidad de estos cambios no dejan de confundirnos. Sin embargo, sería posible lidiar con esta nueva realidad si pudiéramos confiar en su durabilidad. El problema es que, lejos de establecer un nuevo piso firme donde no lo esperábamos, estas diversas iniciativas solamente representan una fotografía instantánea de la política de Trump del momento, antes del próximo cambio que volverá a trastornar el panorama existente.

*Internacionalista en el Tecnológico de Monterrey en Puebla

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