23 de Abril de 2017 |
Hoy domingo, Francia vota. Como en México, las elecciones presidenciales son percibidas como las más determinantes: por este motivo, también son las que movilizan el mayor porcentaje del electorado. Una diferencia fundamental, sin embargo, es que el proceso francés consta de dos rondas: una primera con un número relativamente alto de aspirantes – este año son once – y una segunda con los dos "finalistas", aquellos que juntaron el mayor número de votos en la etapa anterior. Esta vez, el desenlace de la contienda electoral promete ser especialmente incierto, pues nada menos que cuatro candidatos cuentan con posibilidades reales de pasar a la segunda ronda. Entre todos, cubren buena parte del espectro político francés, con la notable excepción de la izquierda "moderada", representada desde hace décadas por el Partido Socialista. Este fue perdiendo mucha popularidad durante los cinco años del mandato del actual presidente François Hollande, quien estuvo lejos de cumplir las expectativas que había despertado. Del lado de la ultraderecha está Marine Le Pen, lideresa del partido Frente Nacional que fue fundado por su padre. Defiende una visión tradicionalista y cerrada de Francia y de sus valores, rechaza las influencias exteriores, enfatiza las cuestiones de seguridad y pretende sacar a Francia de la Unión Europea. El representante de la derecha "clásica", François Fillon, promete una política de austeridad para restablecer el equilibrio de las cuentas públicas, en particular por medio de una reducción drástica del número de funcionarios. Defiende valores conservadores sobre temas sociales, al oponerse por ejemplo al matrimonio homosexual. Por ser el representante del principal partido de derecha, hasta enero pasado era visto como el claro favorito de estas elecciones. Sin embargo, recientes escándalos de corrupción han causado un daño considerable a su credibilidad, antes basada en su imagen como persona seria y honrada. En el centro del tablero político se encuentra Emmanuel Macron, quien todavía no alcanza los cuarenta años de edad. Aunque fungió como ministro de economía durante dos años en el gobierno socialista, ahora como candidato propone una plataforma que no pretende anclarse a un bando político en particular. Él mismo rechaza las categorizaciones de "derecha" e "izquierda", por lo cual se le suele calificar como centrista. Pinta la globalización como una oportunidad en lugar de una amenaza e insiste en la necesidad de modernizar el funcionamiento de la economía francesa. El abanderado de la extrema izquierda es Jean-LucMélenchon: en la parte inicial de la campaña electoral estaba considerado como un jugador de importancia secundaria pero un destacado desempeño en programas de radio y televisión, una hábil presencia en Internet así como una fuerte capacidad de convocatoria para eventos masivos le dieron otro estatus, hasta tal punto que su pase a la siguiente ronda no puede ser descartado. Es probablemente el más "revolucionario" de los candidatos aquí mencionados, con el programa de cambiar la Constitución política por una nueva, retirarse de la UE y de la OTAN y llevar a cabo un plan de gasto público masivo para dinamizar la economía y generar empleos. Según las encuestas de opinión, Le Pen y Macron están ligeramente por encima del 20 por ciento de las intenciones de voto mientras que los otros dos quedan por poco debajo de este porcentaje. Teniendo en cuenta los inevitables márgenes de error y el hecho de que los sondeos no son una ciencia exacta –el episodio Trump nos lo recordó a todos de forma abrumadora– es imposible dar por sentado que los dos punteros actuales de las encuestas clasificarán para la siguiente ronda. Además, dos días antes de la primera etapa electoral, un 30 por ciento de los encuestados señalaban que todavía no habían decidido por quién votar: la decisión que terminarán tomando –algunos de ellos de último momento, en la intimidad de la casilla– bien podría decidir la suerte de esta primera ronda con alta dosis de suspenso. El rumbo que seguirá Francia en los próximos cinco años depende de quién resulte el ganador: teniendo en cuenta la profunda brecha ideológica que separa a los candidatos, no hay duda de que estamos hablando de cuatro escenarios a futuro muy distintos entre sí. Si bien contaremos con valiosos elementos de respuesta hoy 23 de abril, habrá que esperar hasta la segunda vuelta, el 7 de mayo, para conocer el veredicto final de las urnas y empezar a visualizar las implicaciones de este resultado. *Profesor de tiempo completo del Tecnológico de Monterrey en Puebla, carrera de Relaciones Internacionalesbmichalon@itesm.mx |