El cáncer pernicioso de la corrupción política

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Emmanuel SHERWELL


Abril 29, 2017

El alto grado de infiltración del crimen organizado en la estructura política mexicana es sabido por todos, yendo de la introducción de dinero ilícito en campañas, hasta la compra de alcaldes, legisladores y gobernadores.

O, ¿cómo podríamos explicar la operación de los cárteles en más del 60 por ciento de los estados, su acción durante tantos años, el control territorial que ejercen en tantas regiones del país?, si no es por la complicidad y el arreglo con políticos y servidores públicos.

Esto da muestra que la corrupción política, uno de nuestros mayores problemas, tiene desde hace más de una década como nueva variante en la clase política, en tornarse aliados y cómplices de las mafias del narcotráfico.

En días pasados, y por citar un ejemplo, se puso nuevamente de manifiesto el dimensionamiento de la corrupción política en México con la aprehensión del exgobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, quién enfrenta cargos en Estados Unidos y en México por actos criminales cometidos en ambos países durante su mandato como gobernador de 1999 a 2004. Narcotráfico, extorsión, lavado de dinero, colaboración con cárteles de la droga, contrabando de cocaína, fraudes bancarios y conspiración, son los cargos que enfrenta el exgobernador. ¿Habrá sido el último eslabón de la cadena corruptible?

Ya desde el 2003 era investigado por "el gobierno de Estados Unidos" por su estrecha relación con los principales líderes del Cártel del Golfo. La Oficina Federal de Investigación del gobierno estadounidense -FBI, por sus siglas en inglés- tenía informes acerca de su presunta relación entre el narcotraficante Osiel Cárdenas Guillén.

Estoy cierto, el crimen organizado seguirá tentado a penetrar el sistema político. Lo puede hacer, tiene la capacidad, los medios y porque sabe que el sistema mexicano carece de los bases y recursos humanos suficientes para realizar bien su responsabilidad, de forma diligente y con un alto sentido de ética y entrega. A la par, seguimos teniendo a candidatos menos transparentes, sin hacer pública su información curricular y su declaración de bienes patrimoniales. Candidatos con antecedentes pocos claros y con financiamientos en campañas o actos abiertamente ilegales o de origen dudoso.

A pesar de que actualmente hay esfuerzos "inéditos" por combatir este pernicioso cáncer, también parece, y hasta cierto punto, un teatro montado para la protección y favores que muchos políticos han tenido por mucho tiempo con narcotraficantes; y quiénes buscan alcanzar el poder y conservar e incrementar sus ganancias políticas para las siguientes elecciones. Falta actuar de forma más contundente.

Mientras persista la corrupción que se ha infiltrado y mientras no exista su combate profundo, ningún esfuerzo será suficiente para asegurar que esta estrategia contra los políticos y funcionarios vinculados con el narcotráfico halle un resultado a la medida del problema.

* Analista

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