Los primeros 100 días de la administración Trump

  • URL copiada al portapapeles

Tomás Milton MUÑOZ


Abril 30, 2017

Extender un muro fronterizo "grande y hermoso" pagado por México, salirse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), sacar de inmediato a tres millones de inmigrantes de Estados Unidos, impedir el arribo de personas provenientes de países musulmanes, derogar el sistema de salud constituido por Barack Obama y quitar fondos a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), son sólo algunas de las promesas más estridentes realizadas por Donald Trump durante su campaña presidencial pero que no han sido concretadas en sus primeros 100 días de gobierno debido al choque de realidad al que se enfrenta, pues no es lo mismo dirigir a un Estado con una división real de poderes que a una empresa familiar heredada.

Aunque intenta crear una realidad alterna y a pesar de ofrecer su verdad parcializada por medio de tuits para desacreditar a la prensa y nutrir a sus fieles seguidores, Trump ha sufrido una serie de derrotas que le han hecho recular en varias de sus promesas, pero lo anterior no significa que haya cesado en su empeño por convertir a Estados Unidos en una nación blanca, conservadora, protestante y dominadora en el plano internacional a través de la fuerza militar y del endurecimiento de la diplomacia.

El obtuso presidente y los integrantes de su gabinete apenas están aprendiendo las reglas de la política estadounidense, que no son las mismas, aunque se parezcan, a las observadas en el sector empresarial, y recién se dan cuenta de que el Congreso y el Poder Judicial son contrapesos reales para la Presidencia.

En cuanto a las derrotas es necesario destacar que la extensión del muro no ha iniciado porque los operadores de Trump han sido incapaces de justificar el capricho del mandatario ante el Congreso, y aunque las detenciones de migrantes indocumentados son más virulentas en la actual administración, no podrían sacar a tres millones de personas en un corto plazo ante la falta de recursos humanos y monetarios y debido a que los migrantes son necesarios para la economía estadounidense, que sigue creciendo.

En dos ocasiones la administración Trump intentó impedir el arribo de inmigrantes, incluidos refugiados, de países musulmanes, y en ambos intentos jueces federales han parado las respectivas órdenes ejecutivas. En lo que respecta al programa de salud conocido como Obamacare, el empresario devenido en mandatario no contó con el apoyo suficiente en el Congreso, ni siquiera del Partido Republicano, para derogarlo. Además, Estados Unidos mantiene su relación con la OTAN y los fondos fluyen.

En cuanto a sus "éxitos", Trump puede presumir que sus seguidores aún creen en sus promesas a pesar de contar con la aprobación más baja en la historia de Estados Unidos para un presidente en sus primeros 100 días; ha logrado que los crímenes de odio hacia los inmigrantes aumenten desde que ganó las elecciones en noviembre de 2016, de acuerdo con organizaciones defensoras de derechos humanos como Southern Poverty Law Center; ha ordenado la revisión del programa de visas H-1B otorgadas a extranjeros altamente calificados; y ha deportado al primer dreamer mexicano protegido bajo el programa DACA.

También lanzó una propuesta de reforma fiscal para cobrar menos impuestos a los ricos que deberá de ser revisada por el Congreso, ordenó la renegociación del TLCAN, disminuyó las regulaciones ambientales para dar luz verde a las transnacionales en pos de recursos naturales, sacó a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y ordenó el lanzamiento de unos 60 misiles Tomahawk en contra de instalaciones militares sirias para castigar al régimen del presidente Bashar al Assad, al que acusó de usar armas químicas en contra de "hermosos bebés inocentes", infantes que alcanzarían la categoría de refugiados pero a los que Trump les ha cerrado las puertas de entrada a la Unión Americana.

Una vez superados los 100 días, el mandatario estadounidense retomará sus intentos por "hacer América grande otra vez", porque aunque Trump es obtuso, el personaje sólo es la cara visible de un fundamentalismo económico, político y religioso arraigado en ese país norteamericano y que pretende un regreso a los orígenes, un retorno a un Estados Unidos blanco, protestante y conservador.

* Doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Profesor de Cátedra en el ITESM Puebla y profesor e investigador de tiempo completo adscrito al Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM

  • URL copiada al portapapeles