RAW y Orties

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Diana Gómez


Abril 30, 2017

A Julia Ducournau le debemos una lista de cosas, entre ellas la música que utilizó para estilizar y aderezar su última producción cinematográfica, RAW (Voraz en México), que dejó más de lo que se habló y convirtió el morbo en una circunstancia feminista sonora.

The Do y Jim Willians están dentro de la música que se introdujo en esta atípica historia, pero es Orties la banda que reina en el filme. Plus Putes suena mientras la protagonista baila con arritmia seductora frente a un espejo y se pinta la boca de rojo, ahí comienza el interés musical sobre este trabajo cinematográfico.

La película tiene de gancho el canibalismo de una adolescente, sin embargo el verdadero discurso es el despertar sexual de una mujer, recordando a nuestro comportamiento animal y las reacciones carnales. Ducournau ilustró el feminismo sin saberlo, utiliza el cuerpo humano con imperfecciones para demostrar que una mujer también puede expresarse con fluidos, mucosidades y orina.

RAW es tanto espeluznante como deliciosa y asquerosa. Es una película que logra su objetivo por la música. Orties está en el lugar exacto en esta película, su canción principal habla sobre el sexo después de la muerte y todo lo que desprende en sus letras es tan aterrador que logra que las circunstancias horrorosas en el filme las entendamos. El perfil psicológico de los personajes es perfecto. 

Es un trabajo completo que involucra a Orties para hacer una película bien lograda; pues es una banda parisina formada por las hermanas Kincy y Antha, que desde los 15 años le dan un sentido peculiar a su rock gótico. No les sorprenda hallar una canción llamada Cannibales o Guetto Goth.

La banda en 2010 dio un giro hacia el rap y el hip hop con letras en francés, un cliché que giró por el mundo y cautivó a más de un país. Desde ahí hasta este momento, Orties no ha parado de mostrar las etapas femeninas: siempre llenas de pensamientos incorrectos y deseos sexuales incestuosos.

El corazón oscuro de París está en este dúo que eligió Julia Ducournau, y que convive con el dance profundo y las letras asesinas que ya no tienen que ver con las calles de los hombres, sino también con las banquetas de las féminas parisinas.

RAW es tan cautivadora por esta banda que nos muestra cómo dejar la piel de una adolescente para llegar al momento de ser un adulto, que puede traer en su espalda y en sus poros un monstruo poderoso.

Hablando precisamente sobre fantasmas, tanto la película como Orties, suben las aceptaciones internas a su embarcación, es decir tildan como algo común esas deformaciones y cólicos mentales que podemos llegar a formar. Introducen los demonios que reinan en un lugar común y dejan que toda la podredumbre salga sin tanto escándalo moral.

Orties convive con bandas actuales francesas como La Femme, un proyecto que no se acerca a la oscuridad que hoy abordamos, pero que sí demuestra que Francia tiene todavía una larga modalidad musical que ofrecernos.

Les recomiendo que vayan al cine ya y vean RAW y de paso, escuchen detenidamente a Orties y La Femme.

@dianaegomez

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