Horizontes

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Tere MORA GUILLÉN


Mayo 09, 2017

En unos días celebraremos en México el Día de las Madres. Los problemas que nos aquejan quedarán a un lado, este día es sagrado y quienes tenemos la fortuna de gozar de la presencia de nuestra mamá, habremos de hacer lo posible por agasajarla y hacer que pase la jornada de los mejor. 

Si bien a las madres debiéramos rendirles tributo cada día del año, en ocasiones los hijos somos ingratos y no nos damos el tiempo de conversar y compartir con ellas, o sin querer cometemos fallas y les hacemos pasar un mal rato.

Sin embargo "madre sólo hay una", y el diez de mayo es resultado de la publicidad, la mercadotecnia, y un buen pretexto para honrar a las mujeres que nos amaron desde el momento en que nos concibieron, que han guiado nuestros pasos, que nos enseñaron a caminar, a orar, nos han brindado su ternura, su comprensión, su apoyo, sus desvelos. Es verdad que dan la vida por uno, han sido eje de la familia y han velado por el bienestar y la unión de la misma.

Todos debiéramos agradecer el papel que en el transcurso de nuestra vida han desempeñado nuestras madres, que con tan sólo mirarnos conocen nuestro estado de ánimo, sus manos son sanadoras, sus brazos nos dan cobijo, sus palabras nos animan a salir adelante, sus consejos entrañan una gran sabiduría, y al menos mi mamá en más de una ocasión ha sido mi cómplice, mi confidente; mi sostén y fortaleza.

En mis caminatas cotidianas en los Viveros de Coyoacán no dejan de sorprenderme las madres que llevan de la mano a un hijo con alguna discapacidad, con el fin de que tengan una vida saludable. Y si no bastara con el andamiaje perfecto y sofisticado que conforman a las mujeres que nos han traído al mundo, muchas son las madres que además de desempeñarse en el hogar de manera incondicional como maestras, enfermeras, doctoras, administradoras, costureras, nutriólogas, psicólogas, etcétera, han tenido que salir a calles, oficinas, escuelas u hospitales a ganarse la vida y llevar a sus retoños el pan de cada día.

Difícil oficio el de las madres, sobre todo hoy día cuando muchas son solteras y no tienen el respaldo de un hombre a su lado, aún así cumplen a cabalidad su misión y lo dan todo por ver crecer sanos a sus hijos.

Aún recuerdo cuando niña, la emoción que sentí aquel diez de mayo al interpretar para mi mamá una canción que decía:-"Mamacita linda, mamacita buena, este alegre día con grata emoción, vengo yo a decirte que te quiero mucho, y a darte esta ofrenda con el corazón". Y aún ahora esta melodía tiene gran sentido para mi, al tener a mi madre como compañera de vida.

Cierto es que una madre es un ser que nos quiere y cuida todos los días de su vida, que llora de emoción con nuestros triunfos; es en suma, quien nos trajo a este mundo y a quien debemos rendirle homenaje cada día del año, mientras tengamos el privilegio de tenerla entre nosotros.

 

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