El otro Damon Albarn

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Diana Gómez


Mayo 21, 2017

El veredicto del Humanz de Gorillaz es positivo, casi todos coinciden en que el disco es una página más de una gran historieta animada, en la cual todos estamos invitados y que ha entrado por los oídos de manera perfecta.

Pero insisto en que la verdadera revolución es Damon Albarn, y no sólo en Gorillaz, sino en la forma de hacer música del futuro y del presente. Es un hombre que ha dirigido sus bocetos musicales hacia las veredas más difíciles y desconocidas.

Humanz es un disco que cuenta con una decena de colaboradores, entre ellos Grace Jones, Kali Uchis, Jenny Beth y Vince Staples. La lista es extensa y la fila de sonidos se acomoda con los segundos para ofrecernos un trabajo bien hecho, que tiene distintos instrumentos en un mismo argumento.

En una conversación, escuché decir a alguien que Damon era de los pocos tipos blancos que tenían el poder de reunir sonidos negros perfectos en un solo álbum. Y no hay nada más cierto que eso. Lo ejecuta por la siguiente manera.

En 2011, Damon Albarn hizo un viaje al Congo, en donde se reunió con músicos natos para crear Kimshasa On Two, uno de sus primeros álbumes como solista. Trabajó con más de 50 instrumentos hechos a mano y decidió producir todo de forma más artesanal.

Ese pequeño pasaje, hizo que su cerebro se moldeara muchísimo más hacia la música negra, dejando entrar a sus álbumes siguientes con Gorillaz, una gran lista de colaboradores que le aportaban ese delicado, tropical y caluroso sonido.

A pesar de que hay una infinidad de discos de esta banda que tienen más guiños hacia el R&B y el hip hop, es el Plastic Beah el que plasmó un tatuaje difícil de ocultar. Snoop Dogg fue de los primeros colaboradores en ese entonces y lo hizo de forma magnifica, acompañado de orquestas y guitarrazos elegantes.

En 2012, Albarn hizo Rocket Juice & the Moon con Flea y Tony Allen, un álbum grabado en Londres con una deliciosa manifestación de psicodelia. Lo más disfrutable de este disco es que contraía música del mundo que es difícil de quitarse de la cabeza.

Es un viaje lisérgico entre el funk más rasposo, el afrobeat y el neo soul. En esta parte de su vida musical, Albarn, se convierte en un productor y en una pieza más del proyecto. Todo para satisfacer su deseo de entender mejor a la música.

Cuando hizo Everyday Robots en 2014, la formula se alejaba de todo lo que hemos abordado, y decidió hacer un ensayo literario sobre nuestros días con la tecnología. Habló e hizo su disco con gadgets, lo cual demostró que tanto en el Congo como en las ciudades, sabe muy bien recolectar sonidos e historias.

Tal pareciera que Damon se desabrocha todos los botones cuando quiere hacer un disco nuevo, y recuerda sus pasajes entre los instrumentos que para él siguen siendo aventuras desconocidas.

A estas alturas, sí existe otro Damon Albarn más grande que él mismo, uno muy alejado de Blur. Un monstruo musical con diez proyectos atrás de Gorillaz, y que tiene un largo camino por investigar.

@dianaegomez

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