Frente a los huchicoleros… ¿dónde está el gobernador?

Antonio Gali debe asumir el compromiso que establece ser gobernador constitucional

La vecindad Podcast

Memorias del Crimen

Mientras que la delincuencia, inseguridad, violencia y el miedo siguen desbordándose en todo el estado de Puebla, de manera paralela al grave conflicto de los huachicoleros, muchos se preguntan ¿y dónde está el gobernador; alguien lo ha visto; cuáles son las acciones tangibles que ha implementado para erradicar el problema; realmente tiene interés en solucionarlo?

Durante los dos últimos meses se ha lastimado la tranquilidad social de los poblanos, la "Puebla segura" pasó a ser la "Puebla insegura", pues día a día la información principal sobre nuestro estado es relativa a balaceras, asesinatos, asaltos, enfrentamientos entre militares y sociedad civil, feminicidios, por citar algunos de tantos crímenes que lamentablemente se han ido presentando. Lo más preocupante es que ante ese panorama tan complicado, el gobernador Antonio Gali Fayad, como le corresponde, no ha asumido una postura contundente para resolver esta situación sumamente delicada.

En el triángulo rojo se comenzó una campaña de militarización que lejos de resolver de fondo el conflicto pareciera lo agudiza, principalmente porque pone en polos contrarios a militares y habitantes de los municipios involucrados en el robo de combustible.

Si bien esta estrategia es la única que por el momento se está implementando, Antonio Gali, en su papel de dirigente estatal, no ha emitido ningún plan que busque una solución integral al conflicto, que la erradique, al contrario ha sido omiso, tanto en sus declaraciones como en sus acciones, sólo plantea pedir que la gasolina incautada sea para las patrullas, llevando a cabo una pasividad que es de cuestionarse o ¿acaso no le interesa el bienestar de las y los poblanos?

Como gobernador, Antonio Gali tiene la responsabilidad y obligación de hacerle frente a las problemáticas que atenten contra las instituciones y la tranquilidad de los ciudadanos, sin embargo, frente al estallido mediático del robo de combustible ha desaparecido.

Dicen que al mandatario poblano se le vio muy a gusto en el Estadio Universitario presenciando la final de ida entre Lobos contra Dorados, tomándose fotos desde el palco con los asistentes y con los funcionarios que le hicieron compañía, rabiando por las malas decisiones de los árbitros que perjudicaron el juego y celebrando la victoria del equipo universitario, todo esto mientras fuera de su burbuja de todo marcha bien, los ciudadanos que no viajan en helicóptero ni cuentan con guardaespaldas tienen que exponerse ante la inseguridad que se vive en el transporte público o en las calles de Puebla.

Pese a que el problema actual de los huachicoleros fue heredado por Rafael Moreno Valle, el principal responsable del desastre en que se está convirtiendo el estado, la forma en cómo está manejando Antonio Gali en dicho asunto sólo refleja la escaza capacidad que tiene para cumplir sus responsabilidades, gobernar no es lo mismo que cantar o estar repartiendo discos en los mítines, gobernar no es cuidar la espalda de un ex gobernador, gobernar es administrar, mantener el control y dirigir a buen puerto al Estado. Aunque la gubernatura sólo dure un año con ocho meses no tiene por qué ser desvalorada, reitero que ¡gobernar no es un juego, es una responsabilidad para con los ciudadanos!

Antonio Gali debe asumir el compromiso que establece ser gobernador constitucional, en sus inicios pudo haberse deslindado de la sombra del morenovallismo pero pudieron más los intereses económicos y políticos que su voluntad, por ello ya sólo resta esperar que la ingobernabilidad que se vive en varios municipios de la entidad no termine por generar un conflicto mayor que no pueda apaciguarse y rompa de lleno el tejido social.

¡Hoy más que nunca puebla necesita de un gobierno, uno que pueda restaurar la tranquilidad de todos los ciudadanos!

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, periodismo con causa.