Hecha la Ley, Hecha la Trampa IV : Javier Valdez

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Alfonso CHÁVEZ


Mayo 26, 2017

La clase política es la que con más gravedad afecta al periodismo y las personas defensoras de derechos humanos. Está comprobado que desde el Estado mismo viene el golpe, ya sea de forma negligente, o ya entrados en la realidad, de forma claramente consciente. Una realidad que deberíamos de entender respecto a la transgresión del Estado es que: la libertad es normalmente transgredida por el poder de malvados, los egoístas o las personas en la sinrazón; porque en la libertad siempre se dará como premisa filosófica la verdad. Y la verdad, es simplemente la esencia de las cosas, y a la maldad no le gusta la verdad. Más aún la verdad parecería congeniar con el bien, cosa que no se lleva nada bien con la política.

La clase política debiera haber resguardado a Javier Valdez o Miroslava Breach, por citar a los recientes. Los que están en peligro, son una cantidad basta y son mexicanos que requieren de la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas; la cual, dicho sea de paso, se encuentra muy bien guardada en el cajón de "nos hacemos pendejos".

Nuevamente la sociopatía, es decir, la prioridad no son ni los que me exhiben, ni los que me cuestionan, ni los que me confrontan; y mi poder no tendría porque implicar, que yo hiciera todo lo que estuviera a mi alcance, para que la seguridad del periodista o defensor de derechos humanos fuera prioritaria en mi gobierno. Ellos (los periodistas o defensores) no dan equilibrio a mi poder, pensaría el sociópata; aunque en realidad lo que deberían de pensar en el fondo (si fueran un poco más sanos) es: la Ley de Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos daría un equilibrio a mi poder. Y eso es bueno para todos. ¿Utópico verdad?

Ese para mí es el pensamiento psicopatológico que tendría que cambiar para que pudiéramos tener un mejor país. Recuerdo en este momento un corto dirigido por José de la Serna titulado "Palabras de Plomo", donde hace un ejercicio de compasión por "su presidente". Pueden conocer más de lo que les digo en Youtube y cómo podríamos contemplar a la clase política como personas víctimas y enfermas por el sistema que les hemos dejado.

Ahora bien una de las preocupaciones de muchos activistas y periodistas son la creación del Sistema Nacional Anticorrupción y lo que comentamos respecto a la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas; ambas vigilantes de las fechorías del sistema y del que denuncia a quien lo corrompe, las cuales están en estos momentos en el limbo. La primera ahí va con la rapidez de un gusano. El problema que le quiero hacer ver a usted lector es que dicha velocidad es propia de la sociopatía que aqueja al sistema, donde pareciera que hay poco interés y poca prisa. Nuestro reto: ver cómo le hacemos para poder empujar a que las cosas no se hagan con la lentitud y la poca calidad que se hacen hasta el momento. ¿Por qué? Porque están matando a muchos de los nuestros.

Este ejercicio de opinión que estoy realizando quiero que lleve a algunas propuestas que considero podrían ser propuestas desde la postura de la enfermedad sociopática que aqueja a nuestro sistema político, el cual considero pudiera ser un precedente para la discusión de temas importantes para todos aquellos que estamos cansados de que nadie mueva las manos y que al fin y al cabo nadie de nosotros termine satisfecho. ¿Se habrán puesto a pensar los políticos el país qué le están dejando a sus hijos? ¿A sus nietos? ¿Sus bisnietos? Parece que ni por la mente les pasa. Por lo menos no de esa forma sana.

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